Un poeta que no sólo ha formado parte importante de los escritores que profesan la poesía de estos tiempos en México, sino que es pieza fundamental para entender la poesía y su papel, su impresión, su forma de ser lanzada a las ánimas desesperadas por masticar un pétalo, en el tránsito del siglo xx al siglo xxi. Cercano a la comunidad, a la tribu latente de Blanco Móvil, de la Otra, y tantos más proyectos y movimientos, y al mismo tiempo, siempre un punto de quiebre, escisión, para seguirse dividiendo cual pan entre los ojos que vuelven a ver, cuando ya conocieron el mar de la negrura cósmica. José Vicente Anaya no muere, puede decirse con la boca llena de canto, porque hoy le cantamos, y eso es porque sabemos ya conocía él ese otro mundo al que ahora ha partido. Celebramos su vida y obra, y lo miramos brillar entre el mausoleo de los sueños, ahí donde siempre estuvo su hogar. Que viva la poesía, que viva José Vicente Anaya! Aquí te recibimos en esta otra casa, nuestro pecho, que también es tu casa.
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Soy el fantasma que aparece y desaparece en las ciudades
___________ayer y mañana es HOY__________
a donde viaja la mente jala al cuerpo
He dicho mis visiones y sigo el
trayecto que no acaba en
cada momento noche
y día ____________ la maravilla de ocupar
un espacio que todo lo cambia
EXISTE siempre /
Soy nada y soy / me moriré de Vida,
ácido que rocía en el polvo / nube /
crepúsculo extasiado sendo efímero / nada / nada /nada /
naje rawéwari Hikuri go’íshima / piri mu oráa eyena atza
José Vicente Anaya
(1947-2020)