Tres Sorbos de Café

Cesar Gonzalez Chico

Para leer en voz alta

 

Cesar Gonzalez Chico

Por César «Chico» Gonzalez

 

Primer Sorbo

… tengo unas manos torpes y en general bastante inútiles… quiero decir que no son unas manos excepcionales en ningún sentido… cumplen… tienen todos los dedos en su sitio, la sensibilidad correcta y perciben bien las dimensiones espaciales… tocan un poco la guitarra, es cierto, pero nunca he estado cerca de que el mundo me compare con Eric Clapton… ni siquiera son buenas para escribir… quienes me conocen saben que la letra no es lo mejor de mí; que a veces necesito ayuda para entender mi propia escritura y que la firma nunca me sale igual… en el teclado de la computadora las cosas no son mejores porque mi habilidad se restringe al uso de un dedo por mano… y ni siquiera es el mismo dedo…

… nunca fueron buenas para pelear, tardaron mucho tiempo en aprender a amarrar unas agujetas, no saben muy bien cómo pegar el botón de una camisa, nunca han reparado un motor, fabricado una silla, construido una casa o pintado un cuadro… siempre que han intentado poner un clavo, la pared termina con un golpe de martillo que luego hay que mandar reparar con alguien que si sepa usar sus manos…

… me ayudan a rascarme las barbas, a abrir la puerta, a manejar, a cocinar un poco, a pasar las páginas de un libro y a abrir las cortinas para que entre el sol por las mañanas… en fin, lo que hace cualquier mano que haya terminado la primaria…

… lo único excepcional de mis manos es su memoria… recuerdan perfectamente todas las texturas de tu piel… recuerdan la sensación de enredar los dedos en tu cabello… lo distinta que era la piel de tus pies a la piel de tu espalda… recuerdan que tus rodillas era rasposas como las de una jugadora de canicas profesional, y que tus muslos eran suaves como el cielo…

… si algo han sabido hacer mis manos es acariciarte cuando estás… también han sabido decirte adiós cuando te marchas…

 

Segundo Sorbo

… hace muchos años leí un cuento de Tolkien que hablaba de los reyes de Númenor… Númenor era un reino glorioso y debía su gloria a la sabiduría, nobleza y valentía de sus reyes… cuando un rey envejecía y sentía que sus capacidades empezaban a mermar, cedía la corona a su heredero y se retiraba a una isla para  morir entre los de su estirpe… …Númenor debía su gloria también a esta tradición, pues garantizaba que siempre hubiera en el trono un rey fuerte y sabio… tan es así que el reino decayó hasta su ruina final, cuando sus reyes empezaron a aferrarse al trono, incluso estando ya completamente decrépitos y lejanos a toda alegría…

… yo era un adolescente muy clavado y un poco pasado de vueltas, y mis amigos eran – son- muy parecidos… recuerdo haber firmado un pacto con uno de ellos –el mejor de ellos-,  para que nuestro inevitable final fuera muy parecido al de los reyes de Númenor en sus tiempos de gloria… llegado el momento, apartarnos de la vista de los demás para envejecer y morir dignamente… nos juramos también, que si alguno de los dos tenía la desgracia de sufrir una enfermedad que obligara a los médicos a tenerlo enchufado a una máquina, el otro se encargaría, no queriendo la cosa, de tropezar con el cable para desconectarla…

… treinta años después todo toma dimensiones distintas… finalmente, a fuerza de estar aquí tanto tiempo, uno le agarra afición a la vida… estoy seguro que cuando me encuentre conectado a una máquina que me conserve vivo, no habrá nadie que tropiece con el cable para desconectarlo y que no existe isla alguna a la que uno pueda retirarse a morir en paz, sin encontrarse con una turba de turistas que lo fotografíe…

… pero pienso en quienes se procuran su propia isla y su propio desenchufe…  en quienes deciden que ya estuvo bueno y le ponen fin a las cosas bajo sus propios términos… la muerte no es linda de ver, sobre todo para los vivos, me consta… …pero contrario a las idioteces que repiten las religiones y el vox populi al respecto, haciendo juicios maniqueos de un acto tan íntimo como quitarse la vida, yo pienso que puede ser una decisión tomada con dignidad, gallardía, libertad y congruencia… pienso también que quienes sabemos verlas, veremos sobre esas tumbas las flores blancas que solían crecer en los sepulcros de los reyes antiguos de Númenor…

 

Tercer Sorbo

… supongo que era 1979 o 1980… nos habíamos mudado hacía poco a una casa bastante apartada… era un fraccionamiento nuevo en las orillas de la ciudad y solamente existía otra casa, distante unos 500 metros, y la nuestra…

… no teníamos teléfono, no teníamos correo…

… por cortesía del gobierno en turno (José López Portillo 1976-1982), se había producido un déficit en la generación de electricidad y para solucionar la situación se programaron apagones diarios… puntualmente a las ocho de la noche se iba la luz por tiempo indefinido… a veces duraba sólo unos minutos  y a veces varias horas…

… recuerdo que en las noches a la hora del apagón, en una oscuridad absoluta, bajábamos a tientas mis hermanas y yo de nuestros cuartos, mi madre salía de la cocina, mi padre de su estudio, mis abuelos de su recámara y convergíamos todos en la sala…

… mi abuelo tocaba la guitarra y mi abuela cantaba, se contaban historias de terror, chistes, historias del pueblo de mi padre, de cuando mi abuelo trabajó en las compañías petroleras antes de la expropiación, mi hermana bailaba aunque nadie podía verla y todos éramos sólo una voz en la oscuridad buscando consuelo en otras voces… luego volvía la luz y cada cual regresaba a sus asuntos…

… en días oscuros como estos han ocurrido cosas extraordinarias, que me han hecho recordar las noches de apagón… el teléfono no ha dejado de sonar trayendo voces de todas partes, voces que hacía tiempo no escuchaba y que querían escuchar la mía… yo también me descubrí haciendo llamadas a queridos amigos a quienes suelo enviar mensajes pero no llamar… sólo para escuchar su voz, para saber que en verdad están allí, para derretir el hielo de un mensaje de texto… para, con nuestras voces, acercarnos un poco de consuelo en medio de tanta oscuridad…

 

El Poso del Café

…la plusvalía de esta casa no se mide en m² de construcción, sino en kg/m³ d

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