Sostén y abismo – «Umbral» de Laura Medina Ham

Umbral resena

Edith Ibarra

Conocí a Laura Medina Ham en el taller de poesía experimental del maestro Raúl Renán. Le gustaba sentarse en alguna esquina del salón, muchas veces junto a la puerta. Su llegada a la clase era silenciosa; contrastaba con el ruido de todos los demás. Nunca platicamos de nada personal; ahora que lo recuerdo nunca platicamos de nada. Me gustaba su silencio y que sus poemas me dijeran todo lo que necesitaba saber.

Edith Ibarra

Umbral resena

Umbral de Laura Medina Ham. Con portada de Liz Mevill. Edición Artesanal. Ciudad de México, 2015. 

Conocí a Laura Medina Ham en el taller de poesía experimental del maestro Raúl Renán. Le gustaba sentarse en alguna esquina del salón, muchas veces junto a la puerta. Su llegada a la clase era silenciosa; contrastaba con el ruido de todos los demás. Nunca platicamos de nada personal; ahora que lo recuerdo nunca platicamos de nada. Me gustaba su silencio y que sus poemas me dijeran todo lo que necesitaba saber.

Los talleres de poesía pueden ser una hoguera de vanidades, un espacio de intolerancia o el lugar de la desproporción; pero también pueden ser el tiempo de la escucha, la tarde de las palabras, el encuentro del lenguaje y la emoción. Esto último pasaba cuando Laura leía. De su silencio surgían palabras poderosas, certeras, incisivas. Cuando Laura leía era imposible no escucharla. Detenía todo.

“Me deslizo entre la dulzura y la pasión
—lagar humano —
todo se impregna de deseo

mi verso ebrio de placer
se encamina hacia la muerte
donde el sol deja el instante
y el tiempo se olvida de sí […]” (20)

Todo se detiene porque Laura hace visible la muerte, el dolor y la melancolía. La muerte arremete contra la vida, provoca una cesura, una pausa donde incluso lo intangible se olvida de sí.

«[..] y ahora     cuando la luz vibra en la oscuridad
y la realidad vence al olvido
presencio la sombra que no es fin[…]». (20)

Como señala Christine Buci en La folie du voir, “[…] el hombre es tiempo, tiempo de la precariedad y del devenir, por turno melancólico y sensual, vacío y glorioso, escindido por el horizonte de la muerte”. (Citada por Barrios, 75) En varios de sus poemas, Laura Medina da cuenta de esto: «su verso ebrio de placer» no puede ignorar que también en él está inscrito su fin. ¿Cómo entonces lidiar con lo que vive y que está signado por la muerte?

«La carne devela el misterio», escribe Laura en el inicio del poema titulado De regreso a la unidad. Y lo sabe porque reconoce que es en el cuerpo donde sucede está tensión. Es en el cuerpo donde sucede el dolor, el espanto, el gozo, el rebasamiento del logos para que reine el pathos, y para que justo en este desbordamiento del sentir, como en una especie de Epifanía, se revele el asombro ante el fin de nuestros días.

«[…] En el goce último
cuando el placer llega
y el sentir rebasa la palabra
ahí justo
en el fondo de la entraña
reconozco mi muerte […]» (54)

Laura habla de regresar a la unidad; el misterio de la vida-muerte le fue revelado. O mejor dicho, Laura había sentido durante mucho tiempo esta tensión y sintió y sintió la posibilidad de su propia muerte para poder llegar a decirnos que: » los secretos caen/ la bruma se aclara/y la unidad perdida/aparece como destello».

Escribir, dice Deleuze, es un asunto de devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o vivida. Laura escribe sobre su experiencia con dios, y no siento necesario definir a qué dios se refiere pues escribe más sobre la ausencia de este dios. Esta falta de dios también la desborda, quizá por eso no acaba por tomarlo; la ilusión de dios es demasiado grande para Laura, para mí, para todos, creo. Es demasiado fuerte, irrespirable. Y es que desde el Barroco no tenemos más que un dios derrotado por la Historia. Desde el Barroco dios dejó de ser asidero, puerto, certidumbre, presencia.

«La incertidumbre me absorbe
el sufrimiento se expande
¿Cómo no dudar de tu existencia?» (52)

¿Si dios fuera dios porque nos hace padecer la duda? La duda a su existencia. ¿Por qué el mundo es más imagen de su ausencia que de su presencia? La duda sobre dios no termina en Laura y gracias a este rebasamiento tenemos este umbral de dudas, de pausa ante lo admitido. Sin dios no hay cielo, y la tierra deviene entonces el lugar de la eterna búsqueda. Dios no está, pero lo seguimos buscando.

«[…] Busco a Dios
el martirio me ilumina
y recorre el vientre con electricidad
desnudo en medio del cuerpo […] (49)

Cuando Laura escribe deviene duda, mujer duda de la existencia de dios, deviene cuerpo que sufre ante esta falsa ilusión. Atraviesa la fe que le fue dada y atraviesa su propio padecer. Como a un monje que le duele la duda, Laura busca en la oración la detención del dolor.

«[…] la duda acalla
el fulgor de la oración silente
transforma el alma en mariposa
la voz al fin encuentra su morada. » (23)

Hay un componente de fuga en la poesía de Laura Medina y es que Laura deviene una mujer creyente que no acaba de creer. Este punto de fuga crea una tensión en su poesía pues dios es metáfora viva de la ausencia.

«Oquedal es lo que resta de Dios
ausencia[…]» (32)

Si dios es la ilusión incumplida, entonces Laura sabe que deviene vacío ante esta representación del mundo.

«[…] ¿Por qué siendo creación victoriosa
frente a ti soy vacío, negación? [..]». (Medina, 26)

No creo que Laura Medina haya concluido su devenir en la escritura. Sólo tenemos este conmovedor Umbral que generosamente ha editado Fernando Ruiz, en complicidad con Sofía Sauer y Liz Mevill.

Para terminar,  quisiera compartirles este poema de Roberto Juarroz que se titula Pienso.

“Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí, 
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
Y aquí empieza el abismo, 
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.
Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.»

Me gustaría decirle a Laura que en varios momentos de este año he pensado en ella, y que aunque haya muerto hoy nos hemos reunido exclusivamente para hablar de ella y colmarnos con sus palabras. 

Pienso en ti Laura, quisiera salvarte del olvido. Me gustaría que tu ausencia no lo tapizara todo. Pienso en ti Laura, quizá para ser un poco sostén y para que no seas abismo.

A manera de complemento el equipo editorial de Blanco Móvil Digital pone al alcance del lector una breve selección de poemas de la autora de «Umbral» en la siguiente liga :

Umbral – Selección póstuma

Si desean adquirir algún ejemplar favor de escrbir a: enriquemedinajam@hotmail.com o clepsidra2013@gmail.com

Compartir

Otras cosas que podrían interesarte