María Rosa Astorga: paisaje es destino (Cuarta parte)

 

Por Jorge Pech Casanova

 

La vocación del paisaje

De imaginación inquieta, María Rosa Astorga dividió durante años su tiempo entre distintas labores creativas: la pintura, el dibujo, la escultura, el ensamblaje, la fotografía, el videocine y la poesía. Hábil carpintera, dedicó buena parte de su creatividad a la elaboración de arte objeto. También incursionó en performances.

Al comenzar el siglo XXI, la polifacética artista decidió concentrar sus energías en la pintura. Para 2005, trabajando y viajando entre México y su natal Chile, había definido un estilo personal y su tema predominante: el paisaje. Fue una elección natural a partir de sus estudios sobre teoría del color, disciplina que asumió desde el punto de vista científico y, para poder aplicarla en la práctica, halló que el paisajismo era el medio idóneo.

Sus característicos paisajes le permiten explorar todo tipo de formatos, desde miniaturas cuya concentración aprovecha para propuestas abstraccionistas, hasta enormes lienzos en que despliega selvas, bosques, extensiones lacustres, vegetación con la cual recrea la grandeza de los paisajes que han signado su incansable itinerario por distintas realidades de América y Europa. Su paisajismo es la base para un despliegue de elementos formales que constituyen una toma de posición en que la descripción se torna una absorbente teoría estética.

Entrevistador. A pesar de que el paisaje de Oaxaca es tan rico, tan intenso en sus variedades, muy pocos pintores se ocupan de él, y de esos, todavía menos logran transmitir esa sensación de sobrecogimiento que a veces tiene ese paisaje, tanto en sus desiertos como en sus selvas y en sus costas. Tú has logrado transmitir no sólo esa sensación de grandeza sino de profunda extrañeza del observador ante el paisaje.

María Rosa Astorga. El tema en la pintura, pienso, no es lo importante, sin embargo, el paisaje me atrapó por cosas evidentes que ya nombraste. Me metí al paisaje oaxaqueño porque vivo aquí y este es un estado rural, la ciudad es pequeña y nos rodean varios tipos de ecosistemas de fácil acceso: selvas, desiertos, montaña, bosque, mar tropical, etc. El paisaje me gusta por razones emocionales, me permite escapar y viajar al paraíso perdido. Las proyecto (mis emociones) después en mis pinturas: en cierto color del cielo, en un reflejo, en la contraluz, la obscuridad de la humedad, el miedo del atardecer…, etc. Y no tengo nada claro por qué no me gusta pintar seres vivos animados, rara vez los pinto. A veces puedo hacer obras muy precisas y otras sólo son abstracciones rápidas y difusas. Y específicamente en cuanto a tu pregunta, creo que a veces logro en una obra mostrar lo que he visto, y no hablo de lo evidente, hablo de ese sobrecogimiento y ese éxtasis que yo misma experimento ante la vida. Una obra tiene que tener a dios dentro de ella, es decir, desaparecen la pincelada y los colores para transformarse en una experiencia de conciencia para los otros.

E. En tus cuadros es muy evidente la preocupación que pones en el manejo de la luz, y en cómo lograr que la luz se mueva por la superficie del cuadro mediante estrategias como la aplicación de transparencias.

MRA. Para mí –al igual que los impresionistas, pero de otra manera– la luz es muy importante, porque –como decía una amiga: “por la sencilla razón”– yo tenía un cuarto, cuando era niña y luego de adolescente, que tenía un balcón. Y cuando abres las ventanas del balcón lo único que ves es luz, porque toda la recámara está oscura, y al abrir una puerta o una ventana, entra con mucha fuerza, como una proyección, y en mi caso entraban las hojas de los árboles, literalmente ramas vivas del árbol que tenía (un plátano oriental enorme, ha de haber tenido 150 años ese árbol). Era un barrio muy viejo donde yo vivía, en una casa muy antigua.

E. ¿En dónde?

MRA. En Santiago de Chile. Era una casa de dos pisos hecha por alemanes que habían llegado a principios del siglo XX a Santiago, o a finales del siglo XIX. La cosa es que para mí la luz es… Es que luego descubrí que le llaman así a la pintura retiniana… Pero tampoco soy… No pinto fotográficamente, mi pintura no es hiperrealista. Si le sacas una foto a mi pintura parece hiperrealista, pero si te acercas –como puedes ver con las obras que están allá– son pura mancha.

E. ¿Y por qué la pintura de paisaje?

MRA. Porque entraba dentro de mi ventana cuando era adolescente y me alegraba la vida, en una depresión generalizada en Chile dentro de la dictadura. Abría, pues, las dos puertas de mi balcón… Sueña extraño hablar de balcón… Es que era un cuarto gigante porque era una casa enorme…

E. Abriendo los postigos de la ventana…

MRA. Sí, abriendo los postigos de mi ventana. Te lo voy a mostrar (trae un álbum de fotografías). Yo necesitaba pintar esto cada vez que abría la ventana. ¿Ves? Aquí están las rejas del balcón.

E. Sí, está todo enmarcado, parece un cuadro de Klimt…

MRA. Podría ser. Puse mi cámara en un tripié, me autosaqué la foto, después la desarrollé… Este balcón fue el que me hizo pintar paisaje. Siempre quise hacerlo pero pensé que no podía.

E. ¿Por qué?

MRA. Porque técnicamente no entendía como pintar, Es una cuestión de… Viene la parte de talacha, 99 por ciento chamba: ponte a trabajar hasta lograr lo que quieres. Siempre estoy persiguiendo ese balcón: eso era todo. Y cada vez que está un cuadro listo es porque abrí la puerta a un balcón, y así quiero que sea el cuadro que doy por terminado. Bueno, ese está en ciernes (se refiere al cuadro que está pintando en la sala de su casa, un paisaje con una cascada).

E. Pero ya va tomando forma.

MRA. Poquito a poco. Tiene las primeras luces de atrás. Y… básicamente, ese balcón me tenía obsesionada, necesitaba pintar este recuadro que estaba acá dentro, y el balcón de mi recámara. Mi hermana tenía un balcón mucho más grande, y estaba yo muy envidiosa (ríe). No es cierto… Bueno, sí es cierto, pero no estaba envidiosa.

E. Hablemos de t interés por la teoría del color y la sección aurea como bases de la pintura.

MRA. Partí de las matemáticas hacia la pintura porque soy ingeniero agrónomo, no estudié pintura. Me acerqué a ella estudiando primero teoría del color con un libro de un catedrático de la Bauhaus. Un libro insuperable: se llama El arte del color, de Joahnnes Itten. Él fue maestro de Paul Klee y escribió un librito chiquitito, no muy grueso (debe de tener menos de cien páginas) y con ése estudié teoría del color. Además, es un libro práctico, te va enseñando con ejercicios. Entonces, a través de todos los ejercicios del libro, que me los chuté todos, más o menos entendí teoría del color. Desde entonces trabajo solamente con los tres primarios, blanco y muy rara vez, negro. Pero igual, lo utilizo.

E. Supongo que a estas alturas ya tienes una muy clara concepción sobre qué es el arte.

MRA. Yo todavía no sé qué es el arte exactamente en estos tiempos, no tengo la menor idea. Estoy absolutamente pasmada con todo lo que puede significar el arte hoy en día. Siento que es la histeria del ser humano por realizar un quehacer supuestamente artístico, pero que no tiene nada que ver con eso. Por ejemplo, los egipcios siempre pintaban de la misma manera. Ahora que fui al Museo Tamayo, en el Clásico egipcio, por ejemplo, había una cierta manera de estilizar la figura, donde no había firma del pintor. Pero hoy en día se nos exige que cada pintor sea una cultura en sí mismo. ¡Eso quién chingaos puede hacerlo!

E. lo un genio o un loco… que son lo mismo. (Reímos.)

MRA. Sólo un genio ha podido lograr hacer cultura en sí mismo, de un solo individuo sale una historia cultural que la pudo haber desarrollado una cultura en dos mil años. Pero no se trata de eso. Para mí el arte no es eso. Esa histeria de estar tratando de innovar permanentemente o de ser el genio que todos pretenderíamos ser, hace que la pintura… no tenga genio. Es una exigencia muy neurótica de nuestra cultura. Y neurotiza el arte. Creo que el arte no debiera tener ese tipo de exigencias. Pero también a veces me pregunto: ¿Entonces, qué debiera tener el arte? (De pronto su tono es inquisitivo) ¿La pintura existe? ¿Tú crees que exista la pintura todavía?

E. Todavía, y de hecho hay algunos muy buenos pintores.

MRA. A mí me encanta la pintura. También es absurdo decir que la pintura no existe, que el performance es lo de hoy, que lo más nuevo es esto y esto otro, y que todo lo que está atrás, es caduco. Es más, debiéramos irnos a las cuevas a seguir pintando. Para mi gusto, de ahí salieron las grandes maravillas de los pintores del siglo XX: Picasso, Modigliani, Giacometti, fueron casi copias literales de obras de cuatro mil, tres mil, dos mil años antes de Cristo.

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