Literatura, realidad y violencia: Una niña es una cosa a medio formar

Una niña es una cosa a medio formar 2

Literatura, realidad y violencia: Una niña es una cosa a medio formar

 

Francesca Gargallo Celentani

 

Eimear McBride se tardó nueve años en encontrar editor para su primera novela, A girl is a half-formed thing, porque el lenguaje que pone en boca a su protagonista es entrecortado, intenso, evocador de voces y planos distintos mientras despliega una vida en el arco de un día, como el Ulises de su coterráneo Joyce. En 2014, un año después de su primera edición y su extraordinario éxito de crítica y lectores, su amiga Annie Ryan adaptó la novela al teatro, entresacando todas y cada una de las palabras del texto original. El resultado sorprendió a la joven actriz mexicana Pía LabordeNoguez en en el Festival de Edimburgo.

 

 

 

 

Literatura, realidad y violencia: Una niña es una cosa a medio formar

 

Francesca Gargallo Celentani

 

Eimear McBride se tardó nueve años en encontrar editor para su primera novela, A girl is a half-formed thing, porque el lenguaje que pone en boca a su protagonista es entrecortado, intenso, evocador de voces y planos distintos mientras despliega una vida en el arco de un día, como el Ulises de su coterráneo Joyce. En 2014, un año después de su primera edición y su extraordinario éxito de crítica y lectores, su amiga Annie Ryan adaptó la novela al teatro, entresacando todas y cada una de las palabras del texto original. El resultado sorprendió a la joven actriz mexicana Pía LabordeNoguez en en el Festival de Edimburgo.

 

Una niña es una cosa a medio formar 2Como los jurados del Kerry Group Award de ficción irlandesa, del premio Goldsmith, el Desmond Elliott, el Bayleys de narrativa de mujeres, el Memorial Geoffrey Faber y los críticos literarios del New York Times, BBC Radio y The Guardian, a Pía Laborde-Noguez la impresionó el tono herético de la narración de la vida de una mujer cuya identidad se desdobla y enajena por motivos que van del afecto por el hermano con cáncer de cerebro a  la represión materna, de una violación infantil que la empuja hacia una sexualidad turbulenta a un cuerpo que avanza vorazmente hacia su propia destrucción.

 

Pía ha gestionado los derechos con la autora y ha reunido un equipo alrededor de esta pieza en que la única protagonista en escena habla con la voz y el cuerpo de quien ha encarado violencias religiosas, clasistas, militares y sexuales que la orillan a un no lugar muy concreto, el del redil familiar religioso de cualquier país católico tradicionalista. Para la traducción buscó a Adriana Toledano Kolteniuk para conducirla a una versión en español que le permitiera obtener voces de un relato no linear que evocan, se indignan y recurren a asonancias en los balbuceos y asonancias. Una traducción precisa para una obra tan literaria como de actualidad política, pues articula la rabia del desamor y la violencia sexual.

 

La dirección de Juan Miranda y la obra escultórica de Manuela de Laborde -que junto con la iluminación de Elisabet Castells i Negre conforman la única escenografía que pudiera acompañar esta pieza de la palabra sosteniéndola sin distracción- han conducido a Pía Laborde-Noguez a invadir con su aspecto de chiquilla sin malicia el teatro del Museo Tamayo y hacer de Una niña es una cosa a medio formar una peripecia actoral que arrastra los espectadores por acontecimientos fragmentados, que tanto predice como recuerda, usando con frecuencia la segunda persona del singular al interpelar un hermano discapacitado al que ama y protege y que la acompaña en su crecimiento y  sus crisis.

 

Utilizando diferentes tiempos verbales, la mujer en sombra que se desplaza apenas por el escenario recuerda, remeda, interpela personas y situaciones concretas que van pasando por su boca de forma no continuada. Evoca el agua del lago, sus profundidades sucias y terrosas, así como la lluvia que se mezcla a la bosta de vaca, el lodo, el frío, la muerte. Desentierra la violencia sexual que se oculta bajo el ropaje religioso y las relaciones de solidaridad del tío rico hacia la madre pobre, un apoyo que sabe a protección, acoso y pago por la culpa de haber abusado de la sobrina. Repasa la primera infancia, la adolescencia y la juventud en la universidad donde logra ingresar para finalmente conocer la amistad de una mujer y el reventón continuo que toman el ropaje de la liberación familiar. Remite a la muy fácilmente reconocible violencia del hombre en armas, obtuso e intimidador, que hace de su uniforme un instrumento de impunidad y de justificada pretensión.

 

Con el equipo que ha reunido, Pía Laborde-Noguez, al terminar el 25 de agosto de 2019 su corta temporada en el Museo Tamayo, está proyectando presentarse en el teatro Cervantes de Londres, de ahí viajar a Barcelona y volver a México con una gira nacional. La idea es actuar en español ante Eimar McBride y Annie Ryan y ensayar el efecto de la traducción en el teatro experimental contemporáneo.

 

Presentarse en Londres es una ofrenda y un desafío a una literatura intensamente femenina, que describe los encuentros sexuales con crudeza y la vida familiar con sentimientos contradictorios a los que no les falta una buena dosis de humor negro. La actriz y coproductora mexicana ha mantenido una relación con la autora de Una niña es una cosa a medio hacer y sabe que ha desafiado la propuesta de la dramaturga Annie Ryan de despojar el monólogo de todo lo que no fueran las palabras. Ahora se enfrentará a una Eimar McBride que ha publicado dos novelas más: The Lesser Bohemians, sobre el intenso y asustador enamoramiento de una joven estudiante irlandesa decidida a perder su virginidad lo antes posible por un actor mayor que ella, hermoso y promiscuo; y Strange hotel, donde nuevamente una mujer negocia con sus recuerdos, ubicados en las diferentes recamaras de hoteles donde ha dormido.

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