Fabián Espejel
(las flores)
entre dos pétalos
entera se suspende
la primavera
(la canícula)
en su pupila
recoge el vientre nuestras
transpiraciones
Fabián Espejel (Ciudad de México, 1995) es poeta, traductor y pasante de Letras hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Fue becario de verano de la FLM/UV en 2017. Ha tomado cursos y talleres con David Huerta, Sergio Mondragón y Alicia Reyes. Es colaborador permanente en Página Salmón. Textos suyos han aparecido en Literal. Latin American Voices, Cuadrivio, Literariedad y MilMesetas.
Fabián Espejel
LA ESTACIÓN DE TU MIRADA
L’amor che move il sole e l’altre stelle.
DANTE
(las flores)
entre dos pétalos
entera se suspende
la primavera
(la canícula) (el frío)
en su pupila la noche olvida
recoge el vientre nuestras que arrastra tu rencor
transpiraciones sobre las dunas
(el viento)
dos golondrinas
se quiebran al crujir
de la hojarasca
PÉRAME
ora que me voy Eluteria quiero tomar tu mano chiquita y delicada
como esas flores blancas que te gustan
no sé cuánto vaiga a tardar mas sin embargo
pérame
te lo suplico
pa’ compartir nuestra sed cuando la tierra se calcine toda
y se amustie la siembra
pa’ taparte con mis temblores cuando tu ventana cobije el frío
ardiendo la estufita sofocada
aunque el Doroteo se haga hombre y salga a cosechar su propia vida
pérame pa’ despedir sus pasos
aunque ya no quieras abrir los ojos y el silencio
se te meta a las orejas y te cosa la boca
pa’ que al menos así com’ora te agarre de la mano
y nos muéramos juntos
no llores Elu
es agüita desperdiciada
y luego ¿con qué vas a regar las alegrías cuando vuelva?
7:20
El poeta empieza donde el hombre acaba.
JOSÉ ORTEGA Y GASSET
I
como un susurro pródigo del alba
trama el día a la orilla de sus ruinas
y la espina dorsal de los volcanes
el concreto los vidrios la verdura
de las eras que siega un parpadeo
las frondas traicioneras de su nombre
II
al cantar de la luz las calles abren
sus frágiles oídos en la atmósfera
voces cielos semáforos remisos
los pájaros y el claxon se amalgaman
se dilatan como la arteria diurna
de otro son penetrando los desvelos
III
amortiguada en la loción dolosa
la prisa por la luz la pausa el óbolo
de las habitaciones se rezuma
un tufo a soledad en las almohadas
en cada esquina huele a postergado
a la resignación de las banquetas
IV
y la saliva acerba en la mandíbula
que sabe noche a nicho seña a sueño
a fatiga y a fallas y a deshaucio
se arrellana con esa insipidez
que ningunea los vatios taciturnos
cuando despiertan en la bocacalle
V
palpando los espacios del encierro
la piel blindada advierte su naufragio
gritan los poros sudan rotos lloran
rendidos en el atrio de la pérdida
¿alguna vez el sol besó mi frente?
la caricia del fuego no termina
VI
acógeme sea uno con tu límite
mi cuerpo sea fin y fiat lux
inermes ante todas las mañanas
el golpe del espír’tu séame dado
la llama trémula de las pasiones
carne gozando su desgracia amén.