Junio zarpa con el viento tibio
(Selección poética de Engracia Licea Jiménez)
Enero fue
Beso tu sexo y en mis labios el sabor ácido de la ciruela.
Beso tu cuerpo para recordar al verano,
beso los días que te tengo.
Beso tu cabello para recordar la selva
y para colmo beso tus labios;
no puedo pedir más.
Febrero se diluye en marzo
Yo digo que desde que estás conmigo
me gusta más la soledad.
Me recuerda tu cuerpo desnudo,
tus cabellos enredados en mis dedos;
la soledad me recuerda que te veré mañana
el fin de semana, el siempre sábado.
Y es que es absolutamente cierto
que tu piel es la belleza masculina del ónix
me gusta recorrerla con los labios, las manos, la lengua…
la soledad de tu ausencia
me traen tus ojos fieros
ese temblor orgásmico de tu cuerpo
el atrevimiento de pedirme lo que nunca he hecho
y todo te lo doy, todo
solo por seguirte viendo.
Abril de amarilla primavera
Recuerdo cuando viniste a mi casa
nos sentamos uno junto al otro
y tú me decías que me amabas
con cada
frase pronunciada.
Siempre me mentiste muy bien
pero ese día en mi recámara
no pudiste mentir más
y me dijiste:
—te quiero—
Entonces abrí los ojos:
cuando te tenía adentro
éramos un barco navegando
en un vaivén de sombras
y yo vibraba como un relámpago
desataba los ríos en las sábanas
¡cuánta agua hubo!
¡cuánta lujuria!
Entonces cerré los ojos:
tú ya habías soltado los demonios
el terror de amar te dominaba
tú lo sabías muy bien;
nadie le regala miel a las abejas.
Junio zarpa con el viento tibio
No eras mi tipo hasta que fuiste mío
esa tarde temblaba como hoja de un sauce
descubrí cuanta ternura puede dar
un potro salvaje
cuanto placer
un centauro.
Tú me raptaste ese día
tantos intentos fallidos antes
debieron darte un particular placer.
Tú no eras mi tipo y no me gustabas mucho
hasta esa tarde en que te desnudabas para mi
y tu belleza de hombre
se esparcía como las centellas
en una habitación de hotel.
Si, fue tu sexo lo sé
tu sexo lo fue todo
y tu semen,
pobló mi cosmos
como palacios de estrellas
como torres incendiadas
polen estelar
diseminándose en mi espacio
salvajes galaxias cabalgando
mi noche, nuestra noche.
¡Cuánto me alegro de que me raptaras!
de que fueras mi centauro
de haberte tenido conmigo
cuando tu quisieras
cuando yo quisiera.
Eres el planeta que estalla
en mi memoria
en la perpetua soledad.
Julio
Qué quieres que te diga
si sólo somos una aventura
perdámonos en la selva matutina
caminemos en mares congelados
volemos en sombríos cielos
tenemos tiempo para tomar whisky:
tú serás el amante imaginario
que siempre quise
y yo seré la mujer que quieres
sin compromisos, ni apariciones públicas
yo qué puedo decirte que no sepas ya
lo verdaderamente importante
se va como un ave en busca siempre del verano
tú eres esa ave
y yo el verano.
Engracia Licea Jiménez (Colima, 1976) Tiene publicado el poemario Azules versos negros. Ha colaborado en las antologías Ala rosa, Bailando sin sostén y Toda la mar. Su poesía se ha publicado en la revista Monolito y colabora regularmente en el suplemento cultural “Ágora” del Diario de Colima.