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Flor en los cabellos de Lilia y la poesía de Floriano Martins

Floriano Martins

 

Hay un tiempo en que no nos queda más que ceder a los caprichos de nuestra naturaleza. Amamos de otra manera. El deseo se disfraza de total abandono. Es posible tocar el rostro del abismo. Tiemblo cuando pienso en el inconfundible cariño de este momento. La luz de un candil en el cuarto. La muerte es la caída de un sueño. Le grito al abismo que no soy quien soy. Sus besos me dejan desnuda. Jamás creerá en mí. Me niega como en vida lo hicieran los hijos. Su pasión por mí es mi ruina. Ya no busco sino acariciar la flor en mi cabello.

 

 

Les presentamos un dossier dedicado a la obra poética de Floriano Martins, con reseñas sobre su trabajo y una selección de su trabajo poético. 

 

Floriano Martins (Brasil, 1957). Poeta, ensayista, traductor, editor y artista plástico. Dedicado altudio del surrealismo ha publicado ensayos e antologías de este movimiento como: Un poco más de Surrealismo no hará ningún daño a la realidad (México, 2015) y Un nuevo continente: Poesía y Surrealismo en América (Brasil, 2016). Su poesía se destaca en poemarios como Tres estudios para un amor loco (México, 2006), Teatro imposible (Venezuela, 2008), Fuego en las cartas (España, 2009), y La vida inesperada (Brasil, 2015). Ha creado y dirige la publicación virtual Agulha Revista de Cultura, así como el sello editorial ARC Edições. 

 

Crítica

 

«Desde el punto de vista del intercambio poético, Brasil y América Hispana parecen formar un sistema de vasos incomunicantes (…) felizmente todavía hay quien lucha por establecer, entre tales vasos, casi estancos, algunos vínculos de circulación periférica que puedan compensar el bloqueo histórico de las grandes arterias. Dada la tradición de ese bloqueo, no debe haber sido fácil al poeta cearense Floriano Martins compilar el material que ahora divulga en Escritura Conquistada. Publicada dispersamente en periódicos españoles, hispanoamericanos y brasileros, este material es finalmente reunido en un libro, que posibilita dar una visión de conjunto». (José Paulo Paes, Jornal da Tarde, San Paulo, Brasil).

«Escritura Conquistada muestra la importancia del entrevistador culto. Poeta con una obra extensa, además de ensayista y traductor, Floriano Martins es, por eso, un entrevistador con estilo propio. Su interlocución con poetas de los cuales es lector  e investigador, extiende en sus palabras una inabarcable red de citaciones, resultando en capítulos que son casi ensayos a cuatro manos, densos y provocadores». (Claudio Willer, Correio Brasiliense, Brasilia, Brasil).

 

«Brasil sobre todo el Brasil literario, siempre procuró una aproximación con la literatura del resto del continente latinoamericano. Escritores y poetas brasileños no han sido traducidos al castellano con asiduidad: a cambio, los brasileños trabajan con insistencia en las traducciones al portugués. El libro de Floriano Martins, Escritura Conquistada es prueba del deseo de aproximación que existe. Este poeta dialoga con muchos otros poetas latinoamericanos entre los cuales se encuentran el nicaragüense Pablo Armando Cuadra, los peruanos Belli y Sologuren: el chileno Pedro Lastra: Juan Liscano de Venezuela: el mexicano Gerardo Deniz, y varios más, a los que se suman algunos representantes de Brasil. Luego de cada diálogos y los breves datos biográficos de cada poeta, se ofrece una selección de poesía del entrevistado». (Carlos Meneses, Suplemento Per Libre, Palma de Mallorca, España).

 

«El bellísimo libro Escrituras Surrealistas (El inicio de la búsqueda)  es una inestimable contribución al conocimiento del movimiento surrealista, en especial en América Latina. Muchos de los autores tratados en el libro, frecuentemente han sido ignorados a pesar de su valor universal. Tu profundo conocimiento sobre el tema y tus vínculos personales con los poetas hicieron posible el rescate de grandes poetas latinoamericanos como Aldo Pellegrini y Ludwig Zeller. Expreso aquí mi profunda gratitud por este tu trabajo (Rolando Toro, poeta chileno).

 

«Cenizas del Sol, es lo real, visceral y crudo, no el devaneo del que nos habla sutilmente Bachelard, pero si la exactitud que tanto gusta a Calvino. Las cosas que serán, axiomáticamente o son desde el principio. No es una obra de quien deja hablar al sabor de las sensaciones y de los acontecimientos, pero si, del registro de grandes hablas, telúricas, proféticas, definitivas. Un libro dirigido a lo esencial (…) Obra densa, original, escrita con brevedad y concisión, en la justa medida: con el alma en llamas». (Sérgio Campos, Revista Prisma, Bogotá, Colombia).

 

«Floriano Martins es uno de esos raros escultores de la palabra. Un poeta atento y ético, apegado desde temprano a la lectura: a una ética del verbo: a un descubrimiento del mundo por la formalidad y la creación del lenguaje. En su nuevo libro Alma en Llamas, una obra que llevo diez años para ser construida, Floriano revela el celo con el lenguaje, comportamiento típico de un diletante profesional (…) Alma en Llamas revela una aventura en reconstruir la visceralidad de la escrita poética, huyendo de temas coyunturales y penetrando en problemas del lenguaje del hombre moderno». (Emmanuel Nogueira, Diario do Nordeste, Fortaleza, Brasil).

 

«No quiero  aquí dejar la cuestión del surrealismo, mal comprendido en sus poemas. Además, no eres un surrealista ortodoxo, como algunos pretenden, mas antes un barroco en aquella antigua vertiente española. Hay en sus versos (y en su prosa poética) la pujanza metafórica y discursiva que es gongórica o quevediana, y no hispanoamericana, o sea, ab redutio, surrealista. Tales características son muy visibles desde La otra punta del hombre, y más particularmente en Los miserables tormentos, en las tres partes de las Columnas circulares, sobretodo Tumultúmulos, donde el dolor ilumina casi todo (…), considero importantísima – y no apenas para usted mas también para el panorama de nuestra actual poesía- esa reunión orgánica que emprendió. Su poesía Floriano, es muy fuerte, apasionada y compleja, exhibiendo una constelación sígnica que jamás será fácilmente digerida por los lectores de hoy. Leí, confieso, entre atónito y extasiado». (Ivan Junqueira, poeta y ensayista brasileño).

 

«Alma en Llamas es una experiencia osada, en la medida en que restaura una teología en la cual el poeta Floriano Martins es el sacerdote. Este es el fin de la poesía, devolver al lenguaje a la fuente original del habla, y consagrarla en su río interminable al espectador. La certeza de nada configura lo muerto despierta lo muerto en el uso de la palabra, inventora del hombre en sus espejos (…) independiente de lecturas, Alma en Llamas reúne la carga avasalladora de una ruptura con lo empírico y arremete al inicio del pensamiento, cuando entonces lo real no representaba lo que es y atribuía la visión de la realidad. La soltura del lenguaje es una aventura a motivar una determinación que no se constituye en desafío y sin en reinvención». (Foed Castro Chamma, poeta y ensayista brasileño).

 

Diez poemas

 

Floriano Martins

(Traducción de Marta Spagnuolo)

 

 

HELENA

Las lenguas viajan por el cielo de la boca,

siempre aladas, como ángeles caídos.

Al decirte que mi nombre era Ilusión,

mi sermón no tuviste en cuenta.

Y seguiste llamándome como antes,

como siempre me supo tu imaginación.

Las lenguas nos llevan de un lugar a otro,

siempre en tránsito, guiadas por la gravedad.

Jamás te vi tan desnuda como el día

que me pusiste sal en la lengua entonando

un no te vayas silencioso y veraz como la luna.

La lengua nueva era tuya y soñé con ella

toda una vida, sin saber dónde posarme.

Ahora que lo sé, el cielo cambia de lugar.

 

 

EUNICE

 

Tu ausencia me hechiza y renaces

como un fraude por repetidas noches.

Presiento el acecho de los gemidos pegajosos:

tus labios siempre en el límite. Nada en mí

estuvo jamás a salvo de tu vorágine.

Cuando me encontraste yo estaba loco.

Recogía pequeños pájaros congelados

y mascaba sus vuelos en rituales de llanto.

Tú me diste la efigie negra de tu ser,

como un último recurso y libre ruta celeste

por entre dioses, desiertos, miserias, nombres.

Molí el vacío buscando cómo emplear

la imagen luctuosa de tu alejamiento.

Recorrí los círculos blancos de la memoria,

con sus bestias cuchicheando ardides,

hasta que no hubiese en mí más noches

sin tu desnudez invisible: falso terror

con que me golpeas el vuelo cristalizado

dentro de los pájaros que se fueron conmigo.

 

 

PENÉLOPE

 

Las ciudades se cierran en mapas descartables,

vacijas turísticas, donde siempre niegas mi beso.

Todo en vano, si el dolor desconoce su nombre.

Agendas del azar, retóricas de un futuro gastado.

Una noche dejamos el abismo dormir con nosotros,

extraño bulto cuya vida lo cotidiano rechaza,

aunque no deje de saltar de un punto a otro

de nuestros trapos alegóricos, su randa alquímica.

Las ciudades, sin embargo,rehúsan la idea del beso

como una túnica rehecha de mitos que no retornan.

Te beso y las calles no van a ninguna parte.

Deletrean rumbos recordados en tu intimidad.

Se amistan con la memoria ingeniosa y sus proezas,

como diosas que recitan un mantra sacrificial.

 

 

 

AGONÍA DE DAVID

 

Esta noche rehice las últimas páginas. La mano de Hécate sobre el libro abierto. Así, tan desnuda, la oscuridad me enfurecía. Desnudez capaz de matar a un dios. A su alrededor la arquitectura gloriosa de los desastres que forjan la base de toda existencia humana. La sangrienta alma del mundo. La mirada de Hécate me indica el abismo donde debo agotarme. Ávido vacío donde pasión y horror procrean sus criaturas cargadas de odio. Fui releyendo cada página de su cuerpo satisfecho. Su desnudez confundía juego e inocencia. Tuve que gritar. Con el fulgor de un abismo que se rehace a sí mismo: un único hilo de ciega luz y el libro un vasto expolio de mentiras tan esenciales para la vida como el amor.

 

 

FLOR EN LOS CABELLOS DE LILIA

 

Hay un tiempo en que no nos queda más que ceder a los caprichos de nuestra naturaleza. Amamos de otra manera. El deseo se disfraza de total abandono. Es posible tocar el rostro del abismo. Tiemblo cuando pienso en el inconfundible cariño de este momento. La luz de un candil en el cuarto. La muerte es la caída de un sueño. Le grito al abismo que no soy quien soy. Sus besos me dejan desnuda. Jamás creerá en mí. Me niega como en vida lo hicieran los hijos. Su pasión por mí es mi ruina. Ya no busco sino acariciar la flor en mi cabello.

 

 

UNA CRIADA DE ERZÉBET

 

Su rostro de piedra despertaba la lujuria de una diosa. Repetía su nombre entre hierbas y la sangre de otras jóvenes en su copa. Soy su incidencia más eventual. Amo el vértigo de esta extraña mujer que nos mata una a una. En el baño, Amy escucha a la señora: estos animalitos que sangro me vacían como un cielo perdiendo sus estrellas. La piel abriéndose como una risa. La fiebre de una mujer que no se contiene. Amy disimulada entre la crueldad excesiva de Erzébet. La evidencia es la miseria de los seres. Le sirvo la copa escarlata todas las mañanas antes del baño.

 

 

VIENTRE DE RUTH UNDERWOOD

 

Las calles están entrecortadas de ojos con sus ángulos asimétricos mascando la esencia de quien por allí pasa.

Una palpitación frenética de símbolos hace que todos caigan en el detalle fugaz de la nostalgia,

reunidos a la sombra de la memoria,

culpando el poniente por ser melancólico, la catedral por ser rectilínea, el abismo por ser impreciso.

Las notas más simples se repiten.

Hay acordes que saben deletrear una imagen distinta en cada puente o escenario.

No es lo mismo que ser un catador de arte de calle.

Por allí siempre que alguien corre no le alcanza el nombre.

Cuando doblas las notas, el paisaje se estremece.

La piel dedicada a la transcripción del delirio.

 

Es cuando se escucha la solidez de la apariencia, los planos encantados de todo lo que escribimos apenas de vistazo, la magia vital al alcance de todos.

 

 

SENOS DE SARA SAUDKOVA

 

Ella me hacía volar, con todo el cuerpo y sus innumerables sombras.

Sudaba como si fuese un secreto de sus vestidos rasgados.

Yo la reconocía en mí, la puerta indefinidamente abierta.

Una lágrima componiendo la memoria de sus jadeos.

El cuerpo con que me trazaba la alegría.

La piel realzada en el cuarto oscuro entre gemidos.

Ella un día y otro en dulce artimaña se me escondía en la mirada.

Me tocaba como si el hechizo no pretendiese nunca irse.

La noche nos desnudaba a cualquier hora.

Yo la envidiaba siempre que se iba, pero mucho más al regresar.

 

Cuántos de mí fueron y volvieron es cuenta que nunca hice, tanto que disfracé su ausencia con las sombras que no partieron.

 

 

HUESOS DE SUSANA WALD

 

Comienzo a imprimir tu nombre por donde paso.

Visito la noche de tus ojos.

Saboreo con las nubes el salto de una imagen a otra de lo que ocultas en tu parte más íntima.

Plantamos allí un jardín donde sentarse para rehacer pequeños mitos.

Tu selva oscura como una verdad oculta.

A veces los títulos son la única nobleza del arte.

La vida raramente se consigue igualar a ella, aunque no se sepa hasta hoy cuánto esa relación exprese algo más allá de un ornamento.

Me siento aquí a tu lado para que pensemos en los objetos de un coleccionista de espejismos.

Reímos cuando me cuentas que los senos de su mujer fueron robados de una galería en Montreal.

Robar aquello que a nadie pertenece.

No paro de imprimir tu nombre por donde paso.

La imagen fiel a sus vértigos.

No importa la fractura de sus vidrios.

Tu selva oscura me dice que eres la favorita del abismo.

Imprimo tu nombre como una señal de que no dejaremos jamás de pasar por aquí.

La piedra no se mueve, sueña con mejores musgos o expresa felicidad cuando la acaricia el rocío.

 

Yo estoy aquí y cuando visito tus ojos las réplicas se alejan.

 

 

MUSLOS DE ZOFIA BESZCZYŃSKA

 

Esta noche quebré un cuerpo.

Al volver a casa no supe dónde encontrarme.

Fue cuando te vi, cruzando el horizonte que antes no estaba allí.

La noche abrió en mí un modo extraño de revelarse.

Comencé a eliminar de la memoria todo lo que no me dice respeto.

Pretendía que me besases apenas lo esencial, la reserva más íntima de todo lo que fluye.

Resumir en un beso todo ese nido de cataclismos.

Tu dulzura creó una inundación en mi ser.

No te vayas. Aun no quiero que salgas de adentro de mí.

Sólo entonces percibí que comenzaba a delirar:

La noche reconoce sus pequeñas sombras vagando por las aceras inciertas.

Con ellas disfraza la soledad con que gravita en los pomares del tiempo.

Los espejos esparcidos contemplan como danzas en una piel fina de algodón casi transparente.

 

Y no paré más. Nunca más.  

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