El ritual de la palabra El hereje de la palabra se adentra en el desierto donde una marea salvaje de potros negros galopa hacia terrenos ingobernables. La magna palabra llueve sobre el lenguaje árido. –Las nubes se derriten / desploman sobre el monte pálido / que se anega con palabras–. El hereje / con su piel de hiena / oficia el ritual y con el filo de la palabra parte del pecho al estómago a un buey. Un corazón humea en lo alto: –Es señal de poderío– Qui ba ra na ya ayé ayé balam balim lará bará balá na na ba ya ayé ayé… El hereje palabrea fragmentos de una lengua muerta que le dicta el espíritu del idioma. Bebe del cuenco de la unión de sus manos la esencia de la palabra que brama / el futuro de su pueblo. La marea salvaje de potros negros seguirá anunciando el inicio / de los próximos rituales. Labrapalabra Vine a nacer en la laguna del desierto de la palabra después de mi frívola gestación en el vientre / de una ciudad / baleada. Albino me refugié en las ruinas de una lengua muerta. Sobreviví engullendo vocablos ininteligibles durante largas estaciones. En temporadas de lluvia de palabras eléctricas fui testigo de los signos que ca í an y ca í an con un efecto / zigzagueante / de relámpago. Cuando tuve la fuerza suficiente salí de mi refugio común y me dediqué a recorrer el amplio sendero de la palabra que ahora sé / es un palabrerinto. / Camino / Troto / Corro / Vuelo. Estoy volviéndome loco porque no encuentro la salida. Me pierdo en los caminos que se bifurcan como yes y de pronto siento que camino en los círculos de las oes. En lo hondo de este camino me convertí en obrero de los términos / en un / labrapalabra. Taladra Llegué para desgarrar las palabras con incisivos afilados. Disfruto devorar vocablos con esta ansia de bestia carroñera. Gruño y pelo los dientes. Engullo en solitario el lenguaje del que me apropio aunque las palabras sean del universo que se manifiesta cuando alguien pronuncia Luna o Estrella o Constelación. Maltrato a las palabras las mordisqueo las pisoteo y las estireo. Hago palabras compuestas que pronuncio como descompuesto. Por ejemplo suelto estos versos rojotenaces para perforar tus símbolos con mis palabrocas. En este infinito mundillo lingüístico no encuentro diferencia entre palabreo y taldreo ni entre taladro y palabro. Por eso hoy palabro tu cráneo y taladro letras en un cuaderno. Hundo mi pluma en los surcos de las taladras. El lenguaje multiversal se manifiesta cuando alguien taladrea Luna o Estrella o Constelación o cuando levanto mi dedo medio. El leguaje me carcome me taladra la memoria. Un tal ladra. Las taladras no son mías ¿ahora comprendes? Es momento de soltar el brebaje que conseguí con un nagual en San José del Aguaje. Lanzo hechizos taladreros. Taladro y taladro taladreo: soy hijo del idioma que murió enganchado a los vicios del lenguaje. Me enfermé: se me soltó la palabra en esta diarrea gutural y vomito las taladras en un manar inmenso de sílabas y palabras y oraciones. Ahora las taladras son sonidos alejados de sus significantes. Las palabras lucen cantadas encantadas suplantadas en este intento inusitado de poema. Erald Aguilar (Torreón, Coahuila). Es Licenciado en Deseducación Secundaria con especialidad en Español. Como formador de lectores imparte talleres y conferencias sobre rap y poesía. Poemas suyos aparecen publicados en las revistas digitales Círculo de Poesía y Bitácora de vuelos. Su trabajo periodístico se encuentra en el periódico independiente Red es Poder. Es cofundador del periódico educativo La Biznaga (labiznagamx.com). Comparte poesía en diversos foros de lectura de auditorio y en eventos político-culturales.

La derrota del supermuerto de Pablo Antonio Junco
Una ley dicta: todo lo que pueda ir mal irá peor. La cuestión iba ineludible pues a la vista me