Desde la amaca
(Columna)
Por Mercedes Alvarado
Aida Toledo camina desde sí misma hacia ella; desde la mujer que es hacia la mujer que los otros ven (vemos), que se desespera entre los edificios o se enfría con la nieve. Conduciéndose desde lo que la forma hacia lo que la trasciende, nos cuenta de la bilbioteca en que escribe, del invierno, de los que han pasado y se han ido.
En uno de éstos feminismos que no se gritan porque se tienen tan asumidos que se exsudan en cada verso, Toledo es mujer -palabra por palabra-, absolutamente mujer en una ciudad que noes sólo contexto sino testigo, que muchas de las veces pasa del sustantivo que complementa la imagen al pronombre que la completa a ella.
La reseña de los hombres que han pasado, de sus características físicas y de los pequeños cotidianos en donde ha sentido sus ausencias… las cosas que le contaron que debía cuidar, los amores en que no ha querido ser y los sexos en que ha vuelto a mirar hacia dentro de sí misma… todo esto es la poesía de Aida. Y aún será más.
Poemas de ‘Con la lengua pegada al paladar’, de Aida Toledo
No digas nada que te acuse
Aprende la lección
4×4 parecen 16 pero
la ley de las probabilidades dice
sé incrédula
una sonrisa sensual no es un 8
y a veces resulta que el #7
no era tu # de la suerte
no digas nada que te duela luego
ámate un poquito
la teoría del vaso lleno
justifica este hedonismo
mi abuelo mismo
que sabía leer la mano
supo un buen día
que yo sería esto que soy hoy
un algo adherible al vacío
constante con lo indefinible
propensa a todo lo insituable
amante fiel
de los fracasos rutinamovibles
fan de los casos perdidos
por eso
no digas nada que te comprometa
coloca tu corazón adentro
de una jaula
que trine de tristeza
no lo mires a los ojos
es peligroso
La noche la cuidad las luces
Camino
Edificios como sombras
Me persiguen
Y el frío
Me acompaña
La gente flota
Se desliza
Temiendo a la noche
Apoyada en una certeza
Sé que el mañana
Es relativo
Que nada se parece a nada
Y que esta noche
Es para vivirla intensamente.
Imaginario urbano 2
Me hice a los puentes
con esta necesidad de volar
que carateriza a mi sexo
Me hice a los elevadores
por la tendencia casi delirante
de ir sempre ascendiendo
Me hice a la nieve
(harta necesidad de hielo en la sangre
amargo trópico ahora sólo en la memoria)
Me hice a esto que vivo
que no es sólo sueño
porque me coloco fetalmente
y acuno a mi niña
cuando la recuerdo
Me hice a ti
por tus ojos
y tus piernas peludas
(hermoso doncel de mis caducos cuentos)
Sí
Me hice a esto que soy
carta marcada
correo electrónico
madre del año
minúsculo botín
tarjeta mac
Me hice
me hago
y me deshago
Como nube
diminuta caquita en ese lejano cielo
que insiste en intensificar
un azul
que ya no se estila.
Aida Toledo. Poeta, narradora y ensayista guatemalteca. Ganadora de los Juegos Hispanoaméricanos de la ciudad de Quetzaltenango con el poemario Con la lengua pegada al paladar. Profesora de literatura y culturas latinoamericanas en la Universidad de Alabama.