A Juan Gelman
Las manecillas se apagaron en el bulova
que colgaba de tu mano.
Intermitente caricia.
Tus manos cirujanas del tiempo
mi corazón te sigue
en los renacidos relojes.
Tu mirada es mía.
Tu palabra y el tiempo.
Atardecer en la bahía
Te buscaré cada atardecer en las miradas de los transeúntes.
En las sonrisas fugitivas. Los refrescos aperlados.
En las palabras que brotan de los árboles caídos.
La celulosa, trazos de alegría.
Te encontré en un pedazo de polaroid
soñando en nosotros, en aquellos días.
En el minuto en que quedé muda,
y tu imagen se desvanece
al finalizar el día.
Será que sólo fuimos un par de trotamundos.
Siluetas bajo la luna. ¿No lo sé?
si nos encontramos por las historias
de todos los libros.
O si hoy al cerrar los ojos
has aparecido apenas
por unos segundos.
DOS ALMAS
La mudez que rompe
el tiempo.
La agonía,
la muerte con risa.
El mar que emerge
ante el hombre que eres.
Ámame cómo un cántico
de guerra
ahí donde tú ganas
y yo pierdo,
dónde yo te derroto
y tú sonríes.
Fuimos selva
La exaltación sin herida abierta.
El ungüento derramado, fragancia plena.
Hazme saber que resguardas mi viña.
Y las vigas de mi casa las sostienes.
Que bebes sólo del rumor de mi mar.
Ponme como sello en tu corazón.
Cíñeme a tu costillar hasta ser un sola carne,
un solo soplo, un único testigo.
Fuimos selva y
dos tigres buscando el acecho.
Poema azul
Cerrarán las gargantas los cuervos
y su canto se irá esparciendo
ahí estarás tú,
inmerso en tu vacío
evocando;
la hondura, el aroma a rosas esparcido
por mi cuerpo.
Sentirás desdicha, y querrás que vuelva.
Tendrás tus ojos encendidos.
No daré un paso atrás.
“No soy tu caracol rescatado”
Ni quiero serlo nunca más.
No daré la vuelta para ver tu rostro.
Antes he de caminar más aprisa
para que las sombras
de tu desdicha no me alcancen.
Volverás el rostro
y mi silueta se habrá difuminado
pensarás qué nada fue cierto
negarás este perro sentimiento
que te ata y te derrumba.
Y tu voz será otro más de los cantos
en la parvada de cuervos que ya levanta el vuelo.
Naturaleza
Antes de ti, el viento se volcaba contra el mar
y la raíz de mi amor era la tierra,
las cordilleras y las aves emprendiendo el vuelo.
Las aguas tibias, y el hábitat entre los corales.
Éramos un solo binomio.
Pero llegaste y me prometiste el paraíso.
La selva, la hoja de vainilla
y fuimos dos tigres al acecho.
Oasis eran tus palabras al darme cuenta
que todo aquello se fue volviendo la aridez,
Nacieron los cardos y las espinas hirieron mis pasos.
El sudor de mi frente desvía las imágenes fecundas
De esa tierra de aguas reverdecidas.
Quise huir de aquel paraje para no oír graznar a los cuervos
Creí ver la ferocidad de las águilas desgarrando mi garganta.
Mi vista se incrustó entre los riscos y fueron mi última morada.
Ahí quedó mi cuerpo.
Y el sol, furtivo amante, devoró mi carne.
Antes de ti yo era mar,
bosque
y felicidad.
Semblanza
Rocío Prieto Valdivia Mexicali. Baja California. México 10/ Feb/
74 Escritora, promotora de lectura imparte talleres infantiles y
juveniles de escritura, lectura y arte.
Coordinadora del Festival internacional de grito de Mujer sede
Ensenada. Directora de Arte Letras Migrantes proyecto cultural
independiente. Columnista en la Revista delatripa.
Ha publicado en revistas locales, nacionales e internacionales, La
Piraña, Histeria, La Huella del Coyote, revista Tlacuache entre
otras. Es autora de los libros “Soñar entre Mariposas, Sueños
Lúcidos y Veinte Poemas Perdedores y un instructivo que no sirve
para nada” El Lunes nunca será Igual.
Entre otros, es integrante de los talleres literarios “La Catarsis
Literaria” y Los testigos de Madigan.
Ha tomado talleres con Luis Cortés Bargalló, Antonio Ortuño,
Alfredo Núñez Lanz, Braulio Peralta, Anel Mora, Ileana
Hernández, Sergio Seyca, Sergio H. García. Adán Echeverría,
Jorge Humberto Chávez entré otros.
Radica actualmente en Ensenada Baja California.

La derrota del supermuerto de Pablo Antonio Junco
Una ley dicta: todo lo que pueda ir mal irá peor. La cuestión iba ineludible pues a la vista me