Por Alberto Sánchez Martinez
Cucharada
Una cucharada de recuerdos
atraganta mi noche
carcome mis ganas de dormir
e hincha el deseo de beber
una copa de olvido
para arrancarme los desechos de mis ayeres.
Guarida
Los latidos de la guarida se detuvieron,
el nido en su pecho se secó,
dejé de resguardarme en sus adentros otoñales,
vi su desmoronamiento:
recuerdos enterrados por escombros
de ramas, piel, hojas, caricias, plumas.
Una herida quiebra mi brazo izquierdo,
pudre mis nervios,
calcina mi ser,
inmoviliza mi cuerpo
me arrastro…
La sombra de una jacaranda me refugia
y me cubre con pétalos marchitos.
Ocaso
Recuerdo cuando cayeron sus flores:
humo, camino de muertos, besos tabaco,
el amargo perfume de las jacarandas
en el atardecer de marzo,
con pétalos sucios de tierra,
dando paso a un albor de abril.
¿Quién diría que el sol rojizo perfumaría el cielo
y lo rayaría en un montón de hojas secas?
Recuerdo la Luna dando su último baile,
rozando las nubes, al ritmo del viento.
La llovizna cae sobre los capullos,
el rocío de las telarañas
reflejan y multiplican los ayeres.
Pinturas en el lienzo: amarillo, rojo,
violeta, azul extinto.
Las raíces de la noche crecen,
bajan lentamente a la tierra;
se expande la semilla.
Alberto ha colaborado en algunas revistas electrónicas como Nomastique y La Pulcata; en revistas impresas como Oajaca, Materia Escrita y, próximamente, en Gata que ladra; y en un fanzine que se llama Áspera. Estudio la Licenciatura de Creación Literaria. Formo parte del equipo de una revista electrónica que se llama Tlacuache.