Por Indran Amirthanayagam
Una conversación breve despierta
el volcán. No hay remedio. Echa
tu saliva en las llamas y corre
con los dedos, escribiendo
más rápido que tus pies
huyendo del magma. En todo
sentido, corporal, psíquico,
espiritual, corre. No hay ruta
alternativa. Es la única salida,
de la fuente hacia al otro lado
de montaña donde empieza
el mar. Lánzate al mar. Nada
hasta que te canses,
y un marino te vea,
o un tiburón. Elige tú
si piensas en la ilusión
de la elección. Corre.
Corre. Nada. Nada.
dr) el 28 de febrero, 2019