Una mirada verbal o los paréntesis de un canto

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Julio César Félix Lerma

Vendrá el día
en el que yo invente mariposas:
su constante aleteo
será el respiro del ritmo,
su yo será mi yo;
por eso canto
y balbuceo las sílabas
que encuentran otros sílabas;

 

 

Julio César Félix Lerma

Vendrá el día
en el que yo invente mariposas:
su constante aleteo
será el respiro del ritmo, 
su yo será mi yo;
por eso canto 
y balbuceo las sílabas
que encuentran otros sílabas;

me veo mirar,
contemplo mi contemplación
desde una orilla vocálica,
la musicalidad se crea más allá
de los prejuicios semánticos;
existe el árbol, la palabra,
pero también el ojo del árbol
y el ojo de la palabra;
los colores de la mañana
amanecieron ayer
con un racimo de uvas
y una gladiola
entre las sombras de mis manos.

 

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Amor asesino 

                                                                Para I. Habiff

A diecisiete años de su partida

¿Qué pensabas cuando te fuiste?
¿qué dijiste? ¿por qué un alarde?
¿qué sentiste?
No sentiste nada. Fue adiós.
No quisiste decir nada.
Ya no a hablaste. No pensaste,
no dijiste. No nada.

Dieciséis años bastaron
para poder
jalar el gatillo de un instrumento metálico
que expulsaría una bala, sólo una,
suficiente para atravesar
tu cráneo
y dejarte en tierra, convulsionándote,
balbuciendo sonidos inentendibles.

Moriste un instante antes de pensar
tu muerte.
El amor que ocultaste
gotea en los ojos de tu amada;
cae la sonrisa
en plomo, eres tú,
es el mar.

I

Aún no descifro este silencio
ni este aire.

mis manos desean tocar sus alas mudas
memorizar las danzas crepusculares que habitan
en el el insomnio.

Y ni el viento me da razón
de sus labios
en esta espera en esta búsqueda
como la de las “ruinas circulares”
de tus alientos…
de tu no hablar hablando en los instantes
de angustia y dolores de todo tipo compartidos.

Dime tierra
si el fuego se hermana
con la luna cuando el aire pasa
y le deja, apenas,
una estela de silencio en torno suyo.

Los elementos, ya no se hablan
se miran de reojo
y caminan sobre la orilla de las palabras
que día a día envejecen
que día a día mueren.

II

El dinamismo de la pluma 
Se ha fracturado

Todas las cadencias viejas
ahora renacen adoloridas
de tanto navegar heridas
por las inmundicias
por los oídos sordos
de tanto navegar heridas
por los callejones
de tanto navegar heridas
por las venas por la piel…

Estos aires y estos aromas perecen
saberlo todo pero ignoran
la profundidad de las grietas que resquebrajan la tierra

No sé que estoy velando ahora
ni qué recuerdo
ni tampoco qué olvido

Late el sudor del corazón por las fronteras
del delirio
y la cordura agonizante

Camino hacia los verdes
no camino hacia ningún lado

Otra vez estamos aquí presenciando
lo impalpable de una imagen que fallece
antes de ser fecundada

III

Un sinuoso deambular por la ceguera de mis pasos
se repite se reitera se reproduce se revierte
inefables demonios que despiertan
La incitación de sumergirse en las aguas del Leteo
en la destrucción de aquellos mares del corazón
que aún palpitan en los cantos de madrugada

Todo vuelve a suceder en un calor cobijado por la ausencia
la indiferencia y las vacaciones del imaginario
de la expresión poética colándose por las alcantarillas
para visitar a las ratas
para perderse sin retorno sin salida sin principio

Todo vuelve a suceder en un calor cobijado por
el principio que deambula
que se repite se reitera se reproduce se revierte
en los mares que palpitan en este demonio
indiferente
que se pierde en la incitación de una rata
colándose
por una alcantarilla

Todo vuelve a suceder en un corazón imaginario
que deambula en las aguas del Leteo
para incitar a demonios despertar a las ratas
suceder regresar perderse en una alcantarilla

Y seguimos sin descifrar el aire

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