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Soy la poesía

 

Por Josefina Barreto

 

 

 

Soy Julieta de Shakespeare en Verona,

quizá la dulce Laura de Petrarca;

soy Helena de Troya que se asoma

abrazada de Paris en su barca.

Por mí solía sufrir Lope de Vega

desgranando un soneto en mi regazo;

nunca hice distinción, porque en la entrega

igual daba Quevedo o Garcilazo.

No se asombren si Nervo fue mi Amado

o sin con Pablo caminé desnuda,

soñando los caminos de Machado

mientras rimaba versos con Neruda.

Rubén Darío me enviaba sonatinas

y junto a Becker despertaba ufana,

mirando a las oscuras golondrinas

que colgaban su nido en mi ventana.

A Gabriela Mistral le di la mano,

caminamos con la melancolía

escuchando el gallego y castellano

en que hablaba de Castro Rosalía.

Con Shelley me embriagué en vino de hadas

 y Lorca me cubrió de madrigales,

despertando en alegres madrugadas

soñando en tibias noches otoñales.

Del infierno de Dante, pesadillas

que luego en paraíso se desgranan

sonriendo al releer las Redondillas

a los ingratos hombres, de Sor Juana.

A veces melancólica sirena

como Alfonsina que en la mar se pierde,

como la estatua de Ovidio que venera

o Diaz Mirón prendado de “Ojos verdes”

De Acuña figuraba ser Rosario

quien inspira un Nocturno ya muy tarde;

mientras guardo en las hojas de mi diario

la Patria que me dio López Velarde.

 Con Edgar Allan Poe y sus negros gatos

vi los hechizos de la noche oscura.

Con Cervantes pasaba largos ratos

hablando de molinos y locura.

Tengo mil formas, mil caras y mil cuerpos

y sin embargo ninguna forma es mía;

me pierdo entre lo efímero y lo eterno.

¿Quieres saber quién soy? Soy la Poesía.

 

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