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Ser muxe’ no es una bendición, es un acto de libertad

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Ser muxe’ no es una bendición, es un acto de libertad

 

 

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Foto: Diana  Manzo

 

 

 Por Elvis Guerra



Hablar del muxe’ es cuestionar, cuestionarse sobre dicha palabra que va más allá de un vocablo, cuyo significado más próximo es ‘homosexual, gay, puto’.

El muxe’ tiene una función en la división sexual del trabajo, en este sentido, a las mujeres les corresponden labores propiamente de su género, sí, Juchitán es una ciudad sumamente machista que no tolera una diversidad de ideas y roles; el hombre, heterosexual, tiene también sus propias funciones, como dedicarse a ciertos oficios como la pesca, la albañilería, talabartería, etc.

¿Cuál sería entonces la función o rol del muxe’ en la sociedad? Para empezar, en Juchitán no existe un género del lenguaje, es decir, no hay artículos que definan si una cosa, persona o animal es masculino o femenino, como sí sucede con el castellano al utilizar los artículos ‘la, él’, más bien se utiliza una palabra zapoteca que corresponde a una enumeración, ‘Ti’ cuya traducción literal al español sería ‘uno’, y es el prefijo que acompaña una palabra para saber de qué hablamos; esta aclaración es precisa porque muchos muxes se ofenden cuando dicen ‘el muxe’ y no ‘la muxe’.

El muxe’ tiene, desde mi punto de vista, dos funciones en la sociedad juchiteca: una función sexual, es decir, participan en la iniciación sexual de los jóvenes, aunque no siempre es así, puesto que ahora, la sociedad de hoy tiene otros parámetros sobre el amor, que en Juchitán, no es otra cosa que una tradición, cuyo ritual consiste en desvirgar a la mujer con el dedo, y estampar su virginidad en un pañuelo blanco para que una comitiva de mujeres se cercioren de que efectivamente la chica salió doncella; durante mucho tiempo los muxe’s suplieron esta función, de ahí que más de uno tuvo su primera vez con una de ellas; en segundo lugar, el muxe’ cumple también con una función económica, y es esta la que les ha permitido una inclusión más o menos abierta en la sociedad, porque muchas de las mujeres que se dedican al intercambio comercial, emplean a muxe’s para que les sirvan, para que les cumplan la función que ellas no pueden por su trabajo, o bien, son muxe’s que se dedican a bordar trajes para que luzcan las mujeres en las velas, hacen peinados, arreglan carros para recorridos alegóricos, preparan botanas para las fiestas y pachangas… en fin, sirven pues como un medio de explotación de la clase comerciante y muchas veces de sus propias familias, puesto que un muxe’ contribuye al gasto familiar, esto sucede generalmente (parafraseo a Gerardo Valdivieso) en las familias de clase baja, donde en su mayoría son hijos varones de padres campesinos, y la llegada de un muxe’ implica un alivio, ya que disminuye el trabajo diario de la casa.

¿Qué se necesita para ser muxe’? Constantemente se ha dicho que el muxe’ tiene ciertos atributos que le dan tal nombre, por ejemplo, que hable su lengua materna, que vista enagua y huipil, que tenga un rol socialmente femenino, que tenga un discurso pro identidad, y un sinfín de características que son un conjunto de prejuicios creados por la propia comunidad muxe’ para abanderar un movimiento tan falso como el de la COCEI. Ser muxe’ es la traducción de ser homosexual, sólo que ocurre desde un contexto indígena, en este caso, desde la Cultura zapoteca; ser muxe’ es como ‘La casa’ que en el mundo occidental se llama así, pero en el mundo tradicional zapoteca sería ‘Yoo’, o como ‘calle’ que en zapoteco es ‘neza’, y así homosexual, puto, cobarde, miedoso, afeminado, gay, es para los zapotecas, muxe’ (y no muxhe).

La diferencia entre un muxe’ y cualquier chico gay-homosexual-quimera, tiene que ver con varios aspectos. En primera, el muxe’ es el chico que tiene afinidad sexual hacia personas de su mismo sexo, sea vestida o no, lo que significa que pueden haber muxes vestidas de mujer y muxes vestidos de niño, es decir, que no son travestis; los muxes son además, los que nacieron en la demarcación territorial que abraza la zona del Istmo de Tehuantepec, que corresponde, por supuesto, a la etnia zapoteca. Si bien es cierto que para ser muxe’ no se necesita hablar zapoteco, cabe aclarar que el muxe’, generalmente habla su lengua materna, en este caso el diidxazá.

Ahora, en cuanto a la sexualidad de los muxes. Una muxe’ vestida, jamás se juntaría afectiva ni sexualmente con otra muxe’ vestida, puesto que en este contexto, la muxe’ mantiene lazos sexuales con un hombre, «heterosexual», los famosos mayates, quienes practican sexo con los muxes a cambio de una remuneración que puede ser económica (pago en efectivo, como el sexoservicio) en especie (ropa, zapatos, teléfonos celulares, etc.) O por una simple convivencia (fiesta, pagarle la borrachera al mayate con el fin de acostarse con él). A todo esto, porque un chico gay, en otro contexto distinto de Juchitán, se relaciona sexualmente o puede llegar a tener un noviazgo con otro chico, el muxe’, en cambio, no repite esas conductas; sin embargo, un muxe’ que no viste de mujer, muxe’ joven, y además influenciado por las redes sociales, la globalización, el amor romántico, el amor entre gays, aún siendo parte de la cultura zapoteca, puede tener una pareja muxe’, es decir, llega a ser novio de otro muxe’. Esto es más reciente, ya se puede hablar de un muxe’ con menos prejuicios, porque la misma comunidad ha creado sus estereotipos, por ejemplo, el hecho de que se diga que un muxe’ necesaria y obligatoriamente debe vestir de enagua y huipil para ser reconocido como tal; tener un rol femenino, como arreglar carros alegóricos, hacer estandartes, vender comida, ser modista, estilista, etc., hablar zapoteco, y un sinfín de inventos para hacer del muxe’ un espectáculo. Claramente vemos que las nuevas generaciones han retado esos patrones para abanderar un movimiento más allá de la geografía y sus demonios. Ahora bien ¿qué hace que el muxe’ sea diferente? Además de lo que se ha dicho, hay un aspecto bien importante que ha visibilizado a los muxes, como el hecho de pertenecer a un grupo indígena y ser tan abierto en temas de sexualidad, el hecho de asumir una postura política ante el mundo: usar un traje indígena tan famoso como el de tehuana, siendo hombre y además un discurso pro liberación sexual, son elementos para que el mundo entero los voltee a ver.

¿Se les aprecia? Claro que se les aprecia. ¿Se les estima? También, pero se les excluye, se les explota y los matan con la misma frialdad y homofobia que en las grandes ciudades.

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