Selección de poemas de Fragmentos de lo que no se ve: notaciones de un confinamiento. Cynthia Pech.

Selección de poemas de Fragmentos de lo que no se ve: notaciones de un confinamiento.
Cynthia Pech, Buenos Aires Poetry, 2023.



SILEFONÍAS

1.

Lo que no se ve
tiene la posibilidad de aparecer siempre
El silencio suena
sueña no sueña
r e s u e n a
El vacío
R U G E
entume
invade
y una cae calla

2.

El tiempo, dicen, no perdona. Nada sé de eso, sólo que pasa y en el reencuentro de seres de
otros tiempos, la mirada se va hacia lo que fuimos pues lo que se ve ahora está compuesto,
muchas veces, de fragmentos de lo que quedó de un nosotros que auguraba otra cosa: Y
entonces, entender que lo que somos es la suma aleatoria de una historia que fue
escribiéndonos, incluso, aunque en eso que dice hoy ya no nos reconocemos.

3.

La dinámica del silencio es la de la negatividad.
Un peso doble: las manos entumidas, los ojos, la lengua,
el cuerpo que se vuelve otro y una gran loza se posa en la cabeza.

4.

No hay un origen cierto para lo que no se escucha,
¿cómo saber de dónde viene?
Sólo una gota de agua que cae y rompe el nombre,
tirita el sonido en el resuello del día,
la onda se contrae y deja un leve soplido invertebrado
que se cuela entre el cabello de una música que no tiene lengua.






***
GRANIZO
No avisó la lluvia. De pronto, ensordeció el vacío y el granizo cubrió el tiempo. Ayuno de
luz sobre su eco y la tarde nublada perturbó a los zanates en sus horas de vuelo. La
tempestad cayó sobre la ciudad y las calles se cubrieron de blanco para recordar que no hay
previsión climática que valga.
***
a Francesca Gargallo, in memoriam






ECLOSIÓN

Cielo nuboso anuncia la lluvia. La casa en silencio se ha vuelto el rincón infinito de un
mundo que ya no reconozco. Las viejas manías se agudizan y las nuevas se aprenden
despacio, al ritmo de las noticias que alientan el miedo y la catástrofe del encierro como la
única salida. La casa y sus muros estrechos abren cada día su posibilidad de imaginar una
vida plena. La casa resguarda mi entereza, pero también, asfixia mis ganas de asomarme a
la puerta cuando las cifras de cada día desglosan más muertos que como la lluvia, levantan
el bochorno de la tarde. Lo sé, hay otras lluvias, igual de intensas y escandalosas.







***
HIBISCUS
Rojas flores en su néctar no sacian la sed de todo un país que no duerme ni cuando el eco
del silencio se impone frente a la ráfaga de viento que interrumpe el sonido de una bala que
estruje. Pueblos deshabitados y en la casa no es la voz que no se escucha sino la violencia
que nos separa de la palabra.









El jeroglífico de lo invisible
Carmen Nozal

Cynthia Pech, autora del poemario titulado Fragmentos de lo que no se ve, y subtitulado
Notaciones de un confinamiento, publicado en Buenos Aires Poetry, a inicios de este año,
es también doctora en Filosofía por la Universidad de Barcelona y Profesora-Investigadora
de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Digo esto porque su forma de
pensamiento se refleja en su escritura, la cual invita al lector a reflexionar.


El libro inicia con un poema de Zazil Alaíde Collins, poeta, ensayista y editora mexicana
que parte de una premisa: “Una estrella es faro / sin embargo lo que no se ve / arriba de
nosotros / inmóvil / nos escucha: es el confinamiento / la sinfonía de un silencio / cuyo
eco muge como el mar”. En estos versos, mismos que dan vida a la cuarta de forros,
observamos como a partir de una afirmación nos traslada de forma inmediata al espacio
de lo invisible, dándonos diversas posibilidades de mirar la realidad para, finalmente,
concluir en un resultado que se contrapone. De este modo, logra un crecimiento del verso
y del propio poema que introduce al lector en los versos de Cynthia Pech.


Según su etimología, el término filosofía significa “amor a la sabiduría”. Con dos raíces
griegas: filos y sophia, nos adentramos en dos grandes palabras que nos invitan a indagar
en el lenguaje, la belleza y la mente. Así, nuestra autora desafía al lector que quiera
emprender el viaje por los cuarenta y tres poemas que conforman el poemario. Con un
epígrafe de la poeta argentina Diana Bellessi: “Cuando muchos días no pasa nada es
cuando pasa el poema”, el cual nos anuncia la gestación de la poesía que surge como un
resplandor en medio de la oscuridad.”


Conformado por cuatro partes: Del silencio, Del origen, De la palabra, y De la memoria,
más un poema titulado Fragmentos de lo que no se ve, nos encontramos con un poema
que, al igual que los versos de Zazil, alude a lo invisible, así como al poder de la palabra.
No tarde nuestra autora en llevarnos de la mano a su filosofía: “Entender que lo que

somos es la suma aleatoria de una historia que fue escribiéndonos, incluso, aunque en eso
que dice hoy ya no nos reconocemos”.


El silencio juega un papel predominante en este libro. De él se habla de diversas maneras.
Dice la autora: “El silencio suena / sueña no sueña / r e s u e n a”. “La dinámica del
silencio es la negatividad”. “Después de un tiempo el silencio se vuelve inquisitivo”.
Entonces, nuestra poeta le atribuye humanidad y lo personifica como alguien que “rumia
en la ansiedad”. También lo define como “una página en blanco”. De alguna manera, me
atrevo a pensar que el silencio es más que un estado. Diría que es un miembro más del
sistema que configura a Cinthya Pech, con el que existe una profunda relación, como si
fuera un amante secreto que con el tiempo se vuelve presente. El silencio como algo
viviente y tangible interactúa, de tal modo que: “La mañana se ancla en la rutina y vuelvo /
sobre la partícula que no consigo escuchar”. Es decir, la autora espera las señales de su
amado en el silencio, mientras “los segundos pasan, el tiempo traza el horizonte”.


Al mismo tiempo que transcurre el silencio, la vida es habitada por la palabra, elemento
que configura este libro junto con el tiempo y la memoria. La autora escribe: “Va la
palabra a b r i e n d o s e / en el mar donde se origina la gota / una fuente sustrayendo el
tiempo / la memoria.” También nos recuerda que “la escritura se escribe con el cuerpo”,
que “la palabra es esa marca de agua”, “que el mar / contiene una gota / que inunda la
memoria”, que “la casa en silencio se ha vuelto el rincón infinito de un mundo que ya no
conozco”.


También en este libro hay un metalenguaje en un espacio lúdico que Cynthia recrea en
diversos momentos con el uso de diversas grafías, abriendo las palabras, utilizando
mayúsculas, escogiendo disposiciones particulares para los versos, combinando poemas
en prosa con poemas de corto aliento y, sobre todo, ofreciendo diversas posibilidades
para acercar al lector a su universo poético que está conformado por diversos elementos
de la naturaleza: gota de agua, mar, arena, manglar, cenote, árboles, nidos, flor, lluvia,
oleaje, marisma, volcán, espuma, aire. Estos elementos se entrelazan con diversas partes
del cuerpo humano, las cuales están diseminadas por las páginas de este libro donde

podemos encontrar: ojos, lengua, cabeza, pies, piel, cabello, dedos, boca, piel, dientes,
palmas, y piernas, colocados entre distintos versos como si fueran un jeroglífico que el
lector necesita traducir. En mi caso, como lectora atenta de estos versos, encuentro una
ruptura, y más allá de la ruptura, los fragmentos de lo que no se ve, y los miro, y les doy la
mano, y me los llevo a pasear conmigo y con ellos se establece una nueva comprensión,
un nuevo idilio.


Por todo esto, agradezco este libro de Cynthia Pech y la posibilidad de adentrarme en su
mundo, de desconocerla un poco menos, de dialogar con ella un poco más y, sobre todo,
en estos tiempos en donde todos estamos tan ocupados y pareciera que el tiempo nos
devora, detenerme con ella en este espacio sagrado de la poesía y respirar.

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