Poemas 1996-1998
Tortuga
Nunca debió acudir a una imaginaria casa
para trocar en aletas
las patas que llevó durante millones de años.
Los hombres la codician,
desean su vientre fecundo,
su cuerpo de sabor a mar,
tan ágil bajo las olas,
tan torpe sobre la arena.
Roban su vientre
vaciándolo de hijos nonatos.
La tienden cara al sol
arrancándole la piel lentamente
con una hoja sin filo
y nada les importa su vacío
ni el dolor de su carne,
ni lo mucho que ella implora,
llora y se estremece
mientras se vuelve broche, peineta y mango de cuchillo.
Guitarra
Voz de madera
me arrebatas secretos
cuando te rasgo.
Pelícano
El último pelícano se marchó
cuando no pudo soportar más
el sabor a hombre que tenían los peces.
Había resistido casi todo.
Los cabellos de mujer que amanecían sobre su nido.
El llanto de niño que se escuchaba hasta de madrugada.
El aceite que manchaba sus alas al alimentarse.
Pero no pudo acostumbrarse a la sensación
de tener al hombre sobre la lengua,
porque es un hombre que sólo sabe
dejar en las olas el olor de su bajo vientre,
porque lo ignora todo sobre la sal.
Conciencias
En la porción más clara de mi tierra
habita gente de color oscuro.
Gente de cabello extraño,
de palabras cortas,
de piel tintada
como si les hubiera caído encima
una noche sin estrellas.
Gente negra de conciencias blancas
que vivió en paz con Dios y con los peces
hasta que llegó
la gente blanca de conciencias negras.
Serpiente
Vengo de una ciudad-serpiente
que un día comenzó a reptar
a través de las montañas.
Una ciudad
que labró con su propio vientre
cada uno de los valles
que le sirvieron de refugio en tiempo de aguas.
que avanzó sin descanso,
palmo a palmo,
enroscándose en las hiedras,
ocultando sus mudas de piel bajo la hierba.
Y llegó hasta el mar y no pudo contenerse,
bebiéndose largas horas de sal.
Entonces cambió su rostro por el de serpiente enferma,
hinchada de hidropesía,
incapaz de seguir reptando,
hasta que sus parásitos se hicieron peces
y su lengua se volvió playa,
su garganta, bahía,
y sus escamas se convirtieron en mangles.
Ayuno
El perro del pescador es igual a cualquier otro,
pero se distingue porque lleva el pelo impregnado de escamas
y espinas de bagre enquistadas bajo las uñas.
Ladra y gime en las noches de luna,
mancha los árboles para no perderse,
aunque para regresar a casa
le basta con seguir el olor a jurel derramado junto a los fogones.
Puede apremiarlo el ayuno,
siente el hambre carcomerle las entrañas,
pero aun así es incapaz de comer carne de animal de tierra,
porque tiene al pez como único alimento.
Tangente CXXVI
Hoy escribiré una línea.
Sólo una porque sólo quiero decir que no tengo nada que decirte.
Porque se me han ahogado las palabras,
porque trato de que tu voz no me importe,
porque quiero escapar de tu mirada
desde que me clavaste las uñas en la sangre,
desde que pretendo agonizar de nuevo
y renacer bajo mis propios designios
en un cuerpo que sea capaz de vivir sin tu cuerpo,
sin tu presencia y tus pretensiones,
en una vida que para continuar no requiera de ti,
ni tus variaciones,
ni siquiera de tu aroma,
sin que me importen las tardes empapadas en tu ausencia,
sin añorar las horas y los minutos que fluyeron hacia tu espacio,
ni pretender recuperar tantas noches de insomnio,
porque hoy igual que entonces las retomo y plasmo
sobre el papel y el vacío.
Debí contenerme y adaptarme a mis incongruencias,
atar mis impulsos y convertirlos en sueños,
no por cobardía sino por seguir siendo yo mismo,
mientras guardaba mis irreflexiones hundiéndolas bajo la piel,
bajo esta misma que aún se estremece si la dejo recordar
que no eras parte de mis invenciones,
y porque fuiste como eres debo seguir callando,
sobre una carne que hace mucho se volvió silencio,
que provoca momentos en que como hoy
no tengo nada que decirte.
Semblanza
Luis Espino Alcaraz (Acapulco, 1969)
Egresado del H. Colegio Militar (1987-1991) y la Universidad La Salle (1997-2001). Fue redactor publicitario, articulista y jefe de información de la Revista del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. Impartió talleres de periodismo y redacción en la Universidad La Salle, A.C. Ha ganado concursos literarios en los géneros de cuento y poesía organizados por las universidades Intercontinental y La Salle de la Ciudad de México, así como por la Secretaría de la Defensa Nacional.
Actualmente es columnista de la revista militar independiente “Armas”.