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Poemas de Linda Guiza (1)

 

Por Linda Guiza

 

 

Pichones suicidas

A ti te he hablado con esta multitud de palabras milenarias abrazadas a mí

a mi vertebral mutismo donde el aire es el mundo

cicatriz destino del ave que habita allí

Cuando hablo contigo en medio de esa multitud algo se entibia

es la sílaba en tu pecho el relámpago de tu boca

tú boca la sangre del tiempo

el tiempo la raíz de tus labios

tus labios una navaja húmeda

Húmeda la muerte

que te nombra con su voz de herida

herida de pichones suicidas

en el útero sagrado de mi garganta

Y te hablo dándome al fuego que habita en mis comisuras

confiando al nido que hilan tus horas

horas signos                horas árboles

fragmentos de un misterio sueño

jadeo de cuervos

atados a mí 

a mis poemas huesos

que se niegan a ser polvo

en el exilio de tú sonrisa

Y te busco entre este abandono y el otro

en ese mar desconocido

que nos enviste con miedo y libertad

Y no sé si te he dicho

que en ésa codicia silenciosa

comprendo que puedo olvidarme

He venido de la melancolía

mi pasión tiene una raíz amarga

con ella pretendo encontrarte

                                   deshabitarme

Cuando hablo contigo

esta tempestad ermitaña respira

            esto es andar entre instantes contenidos

descalzos y ciegos

Llevo el rumbo de las voces furtivas

            apocalípticas

aquellas que parecen hablar entre las ruinas

las que remolcan el encargo de las lágrimas

Cuando los labios dicen

                                   nadie escucha

Quizá debo estar equivocada

porque yo a ti te he hablado

desde esta hierba agitada

persiguiendo tus insomnios

que el fuego de tus secretos

pisa sin piedad

            y entonces

                       otra vez todo parece que arde

Y sí, exijo estar viva

para que estas palabras que también son muertos

y que a veces no saben cómo han de salir

hurguen en tú tierra que es de nadie

y sepas de ti

A ti te he hablado 

callada a llanto de semilla

a grito sucio de calor

a brasa triste de noche

amanecer de nube en celo

a tarde verso gimiendo

a noche carne de tedio

            a labio agotado de tacto 

Tú detenido en mi aire

yo cayendo sobre tú cuerpo a palabra abierta

 

 

Felicidad de muertos

Pienso en ti

como quien piensa en una mañana fresca y cálida

desde un balcón frente al mar

    el mar se desteje manso

y la luz desgasta, inacabable

                        todo calla y canta

Habitas allí

entre secretos y horas

el reloj es solo un sueño

que parpadea a cada instante    

                                   con tu sonrisa

Los momentos pasan como rostros sobre el agua

nada se merece este llanto

a nadie se le premia con esta felicidad de muertos

Desde uno de los cajones de mi alma oigo

que un pájaro grita

es el silencio

ese simulacro sagrado de la muerte

infinito y necesario

Es esta mala usanza de llorarle a las cosas

de vivir entre los laberintos que tiene el olvido

y la memoria

Pienso en ti

al entreabrir el día

y entonces todo pasa

la desnudez de nuestras mañanas

los ojos que muerden y mueren

Nuestras miradas no nacieron para estar separadas

A veces

cuando la tarde me lo permite

pongo mis pies sobre la creencia

nadie me ha dicho que quizá sobre la hojarasca

vuelva a encontrar el camino de su lengua promesa

                        Él no sabe que le pienso y que le escribo

que esta mujer huracán todavía le habita

que aquí adentro

donde él solamente sabe

su noche entra

me habla de una primigenia dicha

           

                                   Aun es tibia la esperanza de encontrarme

En los días por venir         

quedaré ciega entre las cosas que todavía me viven

Los años nos harán esclavos

entre los días sin fecha

            hasta entonces sabremos de las estrellas metáfora

            que apetecíamos preñar 

Cómplices de nuestras larvas palabras

quedaremos mudos cantando la suerte

de este madrigal

Versaremos la vida

hablaremos de sus espadas y sus cuchillos

escribiremos de sus lazos y sus ataduras

con la esperanza de no mirarnos

Porque en el corazón habrá mares que nunca dejarán de llorar

Podremos olvidarnos

abrazaremos otros amores

nadie sabrá de nuestras anclas palabras

                                   porque habremos muerto

He de quedarme sin mi otro

tratando de multiplicarlo entre los días candelabro

y noches espejo

Luego pensaré:

¿Quién habrá tomado esa parte de mi destino

que me seducía tanto?

Lejano                       te imagino

ardiendo entre glaciales

atravesando algún sueño rojo

como un ave dormida

atrapado en un cuerpo humano

pulsando en el corazón de una tarde  

                                               sin premura

 

Linda Guiza. Poeta y escritora. (Ciudad de México, 1977). Actualmente estudia la carrera de Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. (UACM) Fundadora y coordinadora del Festival de Poesía en el Metro “Poesía y Movimiento” (2008-2012) Festival de Poesía “Marabunta” y “21 poetas en primavera” (Roma – Condesa, 2010). Su obra ha sido incluida en el primer libro de Video-poesía en México, “Ecos de la imagen” (2008), en el libro conmemorativo de la Feria del Libro del Zócalo “Cada chango a su mecate” compilación del maestro Hugo Hiriart. (2011) En diversas antologías y revistas literarias como Así Nacieron, Poesía Cero, Cupido Internauta y Literal, esta última, publicación auspiciada por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes.

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