Hay peligro, al caminar sola en las calles

Gabriel Mosches

 

Hay sufrimiento. Hay necesidad en estas calles donde el afecto se ve reducido a una necesidad económica. Los hombres tienen la opción entre ser sicarios o putas y las mujeres no tienen mucha opción.

Estoy atrapado en un mundo donde los productos alimenticios tienen químicos y azucares que envenenan poco a poco, creando una muerte lenta y progresiva. Los medicamentos que te ofrece la salud pública te provocan otros males, provocando una muerte lenta y dolorosa.  Muerte en espiral, me  fastidia esa manera de querer destruirnos. ¿Por qué habrá tan ignorancia? ¿Es que no se dan cuenta? 

 

Gabriel Mosches

 

Hay sufrimiento. Hay necesidad en estas calles donde el afecto se ve reducido a una necesidad económica. Los hombres tienen la opción entre ser sicarios o putas y las mujeres no tienen mucha opción.

Estoy atrapado en un mundo donde los productos alimenticios tienen químicos y azucares que envenenan poco a poco, creando una muerte lenta y progresiva. Los medicamentos que te ofrece la salud pública te provocan otros males, provocando una muerte lenta y dolorosa.  Muerte en espiral, me  fastidia esa manera de querer destruirnos. ¿Por qué habrá tan ignorancia? ¿Es que no se dan cuenta?  ¿Será porque su egoísmo es más fuerte que su compasión?

En los momentos de mayor tensión se cortaron cabezas y las tiraron a la vía pública, una en la estación de autobuses.

  • óigale pues, cuéntele bien
  • A ver díganos usted
  • Con harto placer patrón, yo contaré lo que mis ojos vieron : la cabeza me miraba en lo profundo, a mi hijito negrito que bien grandote que era, no le quedaba más que esta cabeza que me entregaron en una caja de cartón
  • Oh my good, es increíble! Comentó la señora con un aire inquieto y curioso a la vez.
  • Me dijeron: firme aquí por favor  y yo abro el paquete y que veo: la cabeza de mi hijo, de mi hijo, usted me entiende ¡Oh no!  la gran puta que te parió, ¡maldita sea la hora que lo engendré!  Por qué  tener que verlo sin cuerpo, solo su cabeza que me mira con esos ojos relucientes como si quisiera decir algo, pero ya no puede contarnos su secreto.

Quisiéramos pero la realidad atroz nos lo impide, así que nos levantamos de hombros, suspiramos y seguimos caminando por calles cada día más cubiertas de plástico.
La otra opción es la muerte, una muerte desmembrada.

Esta mañana nos despertamos con toque de queda. En este agujero infernal resurgió el susodicho. El narco lo proclama con textos enviados por las redes sociales y pancartas llenas de faltas de ortografía como para demostrar o más bien ocultar su origen. Un nuevo padecimiento se presenta en el panorama sumado al hambre y a la venta del cuerpo como última mercancía. Un grupo armado e inculto, sediento de sangre, sexo y poder se encuentra en las calles demostrando su poder. Ya empezó la guerra de media intensidad donde ya no es bueno caminar en las calles por las noches y donde el temor es el pan de cada día. Se bajan los ojos, siendo la consigna la de cerrar sus ojos o más bien la boca. Hace dos años las cabezas rodaban y cada día se encontraban cuerpos descuartizados, encerrados en bolsas de plástico. Casi todas las familias han perdido o conocen a alguien que haya perdido a un miembro de la familia. Así que el miedo se encuentra bien presente en las miradas de las personas, tristes, recelosas y precavidas.

Hoy la violencia ha regresado. ¿O será que siempre ha estado? Los tiroteos y las balaceras aparecen no solo en los periódicos sino que se escuchan de día y de noche. Los sicarios avisan con antelación de sus actos pero los policías, la rama visible de la violencia solo se presenta antes o después, pero nunca inmediatamente. Los sicarios se persiguen a balazos y la población se encierra en sus casas esperando que se apacigüe el panorama. Pero la violencia y el miedo aumentan considerablemente. Las calles se vacían y solo algunos valientes se atreven a pasearse por las calles controladas, vigiladas por centenares de halcones que ya saben dónde vives y a que te dedicas. Es una lucha interna pero que tiene dominada la población civil, completamente atemorizada.
Estamos bajo régimen militar. Los militares no pueden ser acusados de ningún delito. Tienen impunidad y desaparecen a la población civil, a los policías comunitarios, a los periodistas, a los activistas ambientales, a los maestros y a los estudiantes, a todos aquellos que desean el bien del pueblo.

Los demás están al servicio de los oligarcas, de los poderosos que juegan con la vida de los humanos como si de cartas se tratasen, como si se tratara de un gran juego, y no con seres vivos y sensibles. ¿Acaso serán ellos, los llamados insensibles, todavía humanos? Esos dirigentes que normalmente deberían estar guiándonos y no lanzándonos al vacío.

  • -¡Así es! ¡ a la verga! cabrón ¡ sin derechos! ni votos! ni posibilidad alguna de cambiar el rumbo autodestructivo del país! La mayor riqueza es nuestra naturaleza y se está perdiendo por los intereses egoístas y ciegos que se han convertido en asesinos, pero no simples asesinos, sino asesinos de su propia especie.

Flores del viento
Aroma de muerte
Al respirarlo te revienta
Se llena de plomo
Se enraíza en tu cuerpo
Te paraliza
Todo te duele
Cada movimiento

Envenenados como  plantas malas o pobres insectos, tendremos una muerte toxica, impuesta por nuestros propios gobernantes.  Ellos se dedican a exterminar a sus semejantes rociándonos con pesticidas. Una  guerra sin fin.

Sangre coagulada en las esquinas ha regado estas tierras durante tantos años
Un abono  sin sentido
Me muerdo los labios pensando en el futuro
Triste vida sin sentido o será destino

En esta tierra de abejas peludas y moscas verdes fluorescentes.
En la tierra se está violentando a alguien en estos mismos instantes. 
El poder y la corrupción en una tierra maldita por los intereses de un puñado de seres inflados del deseo del poder y de la violencia.
No entiendo el porqué de esta lucha, de este deseo innecesario de propiedad material de tierras, de dinero y de poder.
Es triste y agotador vivir esta miseria del alma. Controlados por el deseo material y una falta de recursos que nos hunden en un círculo de muerte y desolación. La desaparición  de varias generaciones que se volcaban a la salvación del planeta y de nuestra propia supervivencia provocan un miedo en la población, a ser ellos mismos o a realizar algún acto compartido sin tener en mente el dinero.

Los camarones se extinguen y toda la flora marina desaparece de la faz de la tierra. Qué hacemos destruyendo su hábitat y convirtiéndola en vertedero de plásticos y otros recuerdos.

Salto al vacío
Grito sin sentido
Aleteo infinito
Canto de muerte
Pasión y locura

Se pasean de la mano por lo jardines floridos de tu imaginación. Sueños hundidos en la realidad, terror inmenso del sin futuro. Te seguiré buscando entre basurales hasta encontrarte, en tierras radiadas y contaminadas. Recubiertas de cemento para que sus vehículos puedan circular. Este será mi sitio. Vengan a buscarme. Me gustaría recorrer otros senderos, otros caminos siderales, conocer otros planetas y otros seres galácticos. Que tan raro será mi sueño. Un sueño del cual uno no puede hacer nada más que llamarlos y esperar que lleguen los buenos, que si no, te la pelan bien duro. Creo que te succionan el cerebro como si se tratase de un caviar bien preciado, cerebro de humano.

Sendero de muerte interplanetaria, sufrimiento y alegría que se mezclan en un baile donde el humano se come a sus congéneres en laberintos de azufre y cal viva.
Cuánto anhelo viajar en una nave interplanetaria y conocer otros planetas habitables o descubrir que todos ya han sido contaminados y el último era la tierra.

 

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