Escribo la línea púrpura de tu cuerpo
Tadeus Argüello
QUIERO BESARTE
en la tibia escalera de sudor
que abre
las estrellas de tu cuerpo,
el látigo amargo
que enciende mi lengua
hasta la más lejana ventana
donde dibujas en tus pezones
el silencio dorado del orgasmo
ESCRIBO LA LINEA PURPURA DE TU CUERPO:
el punto de fuga
donde se forma este número de marfil
y se pone en vértigo
esa respiración
que enredas en mi boca
sal
o escama de naranja
en la punta de tus pezones
jugo inmenso
sumergido en la espuma de tu vello
puedo respirarte
desde el número de marfil
que cuelgas silenciosa
en el punto de fuga
paso mis dedos por tu cabello
se escribe otra línea roja en tu piel
atraviesa
cardúmenes poliedros atmósferas
oración en la hierba espesa del aceite
cuando afuera del bar
árboles y una avenida eran tan sólo una flecha
una guitarra distorsionándose al fondo de un auto
tus ojos y un trago de whisky lumbre esta mano en tu garganta
donde se forma otro número de marfil
tu cadera
y el giro donde se rompe la botella
la temperatura y dedos apuntándose
luna con vodka y rostro que retiene
las pocas hojas dispersas en la banqueta
sangre que se enreda a otra sangre
sigue escribiendo sigue trazando la respiración
que atraviesa el vértigo de tu cuerpo desnudo
entre las sábanas queda tu corazón como una larga pluma
escritura de tu sexo en la línea purpura de la medianoche
dime cómo nombrarte euforia en este poema
si cuando te escribo solo rompes esta palabra
huracán y tus pezones y un disparo describen
esta lenta parábola que detiene la noche entre tus muslos
MOTEL Y CERVEZA CON FIN DE SEMANA
I
Después de la cruda que nos arrastra
hacia el toro indomable del vómito,
volvemos a la misma mesa del bar.
Una cubeta con cervezas,
un par de vasos con caldo de camarón
y la escalera de palabras
entre la música
y los amarillos dedos en el cigarro.
II
Es el hábito de escribir
en los pliegues magros del horario de oficina,
la escasa oportunidad de gritar, de componer
un mapa de brillantes países
por la ruta más terca de tus piernas.
Pero mi dinero se acaba
y la sed no tiene límites
cuando tu cuerpo es un desierto interminable
y hay que pagar su camino entre la arena.
III
Un motel de segunda, un six de cerveza,
whisky barato, y fue adentrarnos de nuevo
en la marea nudosa de la regadera.
¿Cuántos parpados, dientes y cabellos
tiene tu voz en mi mano
que rompe los diques
entre el sostén y tus pezones? ¿Cuántas
veces son los ojos cerrados, los mismos gemidos,
la misma distancia que recorren nuestras voces
hacia la fresca espuma de la recámara? }
IV
Volver hacia ti, frente a la ventana
que dibuja el trafico azorado de los autos,
frente a la mancha de humedad
untándose en los límites verdosos del techo.
Volver hacia ti, hacia tu lengua más nocturna,
en la estampa solitaria del cenicero,
interminable llegar que nos empuja
a la dulce asfixia del orgasmo.
Interminable escritura demorándose
en la línea redonda de tus senos,
dónde la noche sólo es un trago de pastillas,
ropa tirada en la habitación, cigarros
entre las sábanas, escritura nudosa y llena de grietas
en el árbol venéreo de nuestra boca.
SUEÑO DE UNA NOCHE POR EL PARQUE
Un libro de notas, un bolígrafo,
tres números debajo de la mano,
ella camina entre la hierba.
En su mano los tacones, la bolsa,
algún trago de whisky de otra fiesta al fondo
de sus ojos. Escribir, esconder la tinta,
un sueño que envuelve el ritmo de sus pies,
su mirada incendiándose en los árboles.
Se detiene. Crece la arboleda
y el vino de sus labios es apenas
una nota escrita
en las hojas negras de su cuerpo.