En medio del derroche
Selección poética de Otoniel Guevara
Desde el fondo
Nada restituirá tu sangre,
nadie oficiará lo que tus manos dejaron irresuelto.
Has caído en el pozo sellado,
las raíces enroscan sedientas los rizos de tu infancia.
El corazón de tu madre no entiende el desvarío.
Tu nombre se disuelve en papeles amargos.
Es imposible detener el paso de la lluvia.
Tendrás suerte
si encuentran tu cadáver.
Piedra de toque del toque de queda
Las tres de la mañana. No es sensato
caminar por las calles a esta hora.
No es por causa del millón de armas circulando.
Tampoco por los ángeles de la muerte
que han sustituido a Dios en todas partes.
No tiene relación con las apetencias de la infamia.
Se debe únicamente
a que nunca comprendimos las metáforas.
Poeta. Naturaleza indeseable.
No tendré paz jamás
Pier Paolo Pasolini
[La rabia]
Me pidieron Verdad y di Verdad. La amortajaron.
No me disculpé con Dios por entrar a su templo con zapatos lodosos.
A ningún criminal que me atacó denuncié con la policía.
Cuando voté perdió la mayoría, como siempre. También cuando no lo hice.
Mi firma no figura en los Acuerdos de Paz.
Permití que mis enemigos me utilizaran en su burdo provecho.
Mi indiferencia desató pasiones.
No logré emborracharme más que de placer.
Gocé de una insistente incapacidad para domesticar esta lengua perversa.
Emprendí negocios estúpidos.
No sé nadar ni escupir ni enterrar amigos.
No poseo licencia de conducir ni llaves de mi casa.
Asusto a la gente con mis carcajadas.
No sé vestirme a la moda ni contra la moda.
Nunca voy al médico.
No me perfumo ni uso desodorantes.
Detesto a los profesores de leyes, caminar bajo el sol y que la gente llore.
Mis amigos están muertos.
No tengo tarjetas de crédito ni cuenta en un banco.
Lo que sí tengo es un poco de rabia,
un poco de sueño.
Sobreviviente. 17 de junio.
Ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
Álvaro Mutis
[Nocturno]
Mi cabello no es gris: gris es mi sangre.
Ello obedece a un trastorno en las calles de mi pueblo
que en lugar de conducirme hasta la puerta de mi casa
me arrastran
hacia los ruidos tenebrosos del pasado.
¿Cómo saber si esta pared
resguarda a una familia
o es el enclave favorito de un pelotón de fusilamiento?
Esa esquina ¿tiene cien años
o cien asaltos a mano armada?
¿Cuántos galones de lluvia ha bebido esa cloaca
y cuántos de sangre inesperada?
Ese farol ¿ilumina con todo su poder
o es sólo
la última gota centelleante
del estrangulamiento de la noche?
Un sapo croa huesos amoratados.
Una luciérnaga corroe la oscuridad.
El cielo ya no es gris. La lluvia es fría.
Un río de dolor corre en mi sangre.
No posee aroma.
Sólo retumba.
Jorge Alberto. Últimos días.
Venga, decidme cómo es el amor
- H. Auden
[Venga, decidme la verdad acerca del amor]
¿Cómo el áspero sonido del cierre de una prótesis?
¿Cómo la mosca que abreva en una lágrima?
¿Cómo el zapato nuevo en el pie torturado?
¿Cómo la navidad en una morgue?
¿Cómo carta extenuada en manos de una madre?
¿Cómo la soledad del maniquí?
¿Cómo el sonido de la llave que enciende la prisión?
¿Cómo reconocer sus ojos entre la multitud?
¿Cómo hombro encharcado de llanto?
¿Cómo infante que sostiene el ataúd de otro infante?
¿Cómo reencontrarse después de una gran guerra?
¿Cómo la posibilidad de hacerlo todo?
¿Cómo cielo inalcanzable y azul?
¿Cómo salir del cine despeinado de besos?
¿Cómo el traje de payaso de la muerte?
¿Cómo la plenitud de esa mirada náufraga?
¿Cómo?
Lava de Quezaltepeque. 1979.
Y todo esto pasó con nosotros
Los últimos días del sitio de Tenochtitlán
[Canto de angustia de la Conquista: la visión de los vencidos]
Playa fúnebre. Cada día
el sol brota con las manos sobre el rostro, espeluznado
de ser el primer testigo del estropicio,
el iluminador de la barbarie.
Encima de las rocas congeladas
el amor fue derrotado cuerpo tras cuerpo.
Algunos de esos cuerpos conservaban la vida
al ser arrojados desde los autos sin luces.
Con trepidantes ráfagas los hicieron melcocha.
Masa desconocida.
Ojos vaciados, huesos triturados, gargantas perforadas,
piel desollada.
Xipe Totec decapitado.
(¡Cuánta vergüenza para los nobles instrumentos!
El hacha. La sierra. El martillo. El dócil alambre.
Los laboriosos machetes.
Degradados. Humillados. A su pesar malditos)
Concurrieron las bestias vagabundas a perder su inocencia,
a picotear ojos aterrados,
a disputar erizados corazones,
a desvanecerles para siempre los caminos.
Esos cuerpos no conocerán más tumba
que estos ojos insomnes,
insomnes,
para siempre insomnes.
Ex. Habitación vacía.
Declaro que se ha muerto y que su tumba
está dentro de mí: soy su mortaja
Carmen Conde
[Declaro que se ha muerto y que su tumba]
La dejé caminar sobre mi sombra.
Le dediqué toda mi caligrafía, mis dedos sudorosos.
Le permití amasar otros lenguajes.
No me opuse a sus tantos aeropuertos.
Yo resumí el aroma de sus camas.
Acompañé su parsimonia en cada entrega.
Le fundé su adicción a desbordarse.
No le bastó el centímetro que le cedí de piel.
No supo que era el único espacio donde permanecería por siempre,
donde la muerte se taparía su ombligo,
temerosa.
No preciso en qué tálamo duerme hasta el mediodía,
pero conozco a ciegas el rumoroso sitio
donde ya nunca más despertará.
Verónica. Rodeo.
Lo único que yo sentía era no poder instalar
ametralladoras en las astas del toro…
Vladimiro Maiakovski
[América]
El torero es El Cobarde A Sueldo.
Asesina sin piedad a un moribundo.
La sangre vertida es la que falta en sus miserables venas.
Ni siquiera el verdugo ostenta esa vergüenza.
Su trabajo sólo divierte al fabricante de capuchas.
Nunca estuve en una corrida de toros
pero he tenido sementales llorando en mi vagina.
Toreros sin mirada,
la lengua anudada con billetes,
incomparables a ese tibio muchacho que me dedica versos desde el pasado
en libros que se derraman de rotos
con más amor que el de Dios al crear a tanto criminal,
ese muchacho
que me enseñó a besar las orejas de los toros
y a descubrir que el brillo de sus miradas
es tan franco
como el viento que limpia la tierra.
Pájaro. Misión.
en un oído escéptico
el secreto no es secreto en absoluto
Yalal Al Din Rumi
Picotea-picotea-picotea.
Raya con su pico. Escribe. Describe.
Picotea-picotea-picotea.
Desentierra fantasmas del polvo.
¿Qué buscará?
¿Qué encontrará?
Sigue picoteando.
Picotea-picotea-picotea.
Talla.
Orfebra.
Mide.
Plumifica.
Hasta dejar en tierra esa palabra nunca antes pronunciada,
surgida de su pico indoblegable, de su artesanía febril.
Ha escrito el irrepetible nombre de Dios
y vuela.
Traidor
Serás
el mayordomo de los cementerios
el cancerbero de los grandes festines
emperador de la tierra baldía
la única rosa en el jardín del oprobio
las mujeres te amarán en silencio
tus amigos se cortarán las manos
tu madre
sólo recordará tus juegos infantiles
jamás podrás trepar a un conacaste
en tus manos las sogas serán tibia ceniza
cuando caigás al fondo del abismo
el viento te rescatará en su balsa celeste
jamás podrás morir
y tus huesos podridos no sentirán la lluvia
Guerra
Te he escrito un poema de desvelos
El pobre aguanta frío
porque duerme desnudo
en la recámara de mi fusil
Cerca de Ayagualo, diciembre de 1988
Mundo de juguete
Un niño juega en el suelo con una pistola. La dispara
y sus amigos caen muertos. Juega con una pala
y los entierra. Monta sobre un dragón, gana horizonte
con un fardo cargado de juguetes.
Juegos de niños, dicen.
Flor de Guazapa
A Leila Patricia
Entre mis documentos y unos billetes viejos
oculté
la flor que me entregaste como provisional adiós
Su polen es tu rostro de astro inagotable
el olor a metales y aceites de tu mano
la insofocable llama que resguarda tu vientre
Será el escapulario que guarde mis caminos
mi abracadabra diario contra los uniformes
será maíz bendito
mi lluvia
mi amuleto
la trenza en que juntaste
huracanes helechos y listones
Entre mis documentos irá esa flor callada
trozo de lotería que no cobraré nunca
tersa llave de besos que abre mi corazón
16 de octubre de 1989
Hello/goodbye
you say stop
and I say go go go
John Lennon/Paul McCartney
Adiós semáforos adiós cebollas adiós adiós adiós
De la montaña baja una lágrima escarlata
Debo montarla y navegar en dirección opuesta
Suelto tu cuerpo que era mi pentagrama
Adiós oscuridad adiós penumbra
La luz enzacatada extiende sus briznas hacia mí
Adiós nomenclatura de fusiles
Me voy a la playa
de los fuegos profanos
Me voy con mi música y la lluvia
Hola trinchera hola cargador hola sigilo
Tengo tu cuerpo en la punta de mi lengua
Hola azacuán hola helicóptero hola Sumpul
Truenos relámpagos y lluvia hola muerte
Hola y adiós
Escena del Hermano
Enrollaba sus aparejos
y salía de casa
(Lo forzaban a llevar el pelo al rape)
Yo admiraba su manera
de atrapar a las palomas
el magnético poder de su anzuelo
convocando a los peces
y la firme destreza con que las muchachitas
extraviaban sus ropas
entre aquellas reptilísimas manos
(Yo gastaba mis horas
contemplando la vieja ventana
como esperando que de entre su apolillada madera
apareciera de pronto
una dulce y vibrante película de amor)
No me enteré cómo
a mi hermano
—un buen día—
el cabello le creció
ni cómo al mismo tiempo
a mí me comenzó a crecer
la soledad
En medio del derroche
Se iluminó su rostro con el betún silente de la noche. ¿Qué hacía chapaleando sus madejas de dolor en los contornos de ese lago translúcido? Había sido olvidada en medio de la espuma, en la reventazón de los sucesos insignificantes. A la par de su almohada sólo sucedía otra respiración donde se agotó el horizonte. No más peces alrededor de los pies reptando por su esqueleto en forma de hormigueros. Ella envejecía, sonriendo a todo el que se acercaba a abrazarla, incluso a los que sólo transitaban sobre su sombra. Y yo no volví a mover mis raíces porque en los ojos de esa mujer percibí la llave perdida en una fecha que no recuerdo si es que imitaba el vuelo de las palomas junto a un puente de Tegucigalpa o simplemente incendiaba aviones de papel sobre las mansas rocas del patio de mi infancia. Me quedé de un solo color y el antiguo llavín desfalleció a mis pies. Ella sostenía un ropaje naranja que abrió sus reclusas, azuladas a fuerza de cerrarse. Ella estaba ahí y todo el universo hacía gestos con las manos para que yo la habitara desnuda. Entonces se multiplicó la llama y, como salidos de un corazón azul, fueron dos los astros que brillaron en medio del derroche.
Zjdfotjbjko
Para vos que solés ser así de indescifrable
Amar es coincidir
Bajar del autobús y que la lluvia
salude con tu aroma
Buscar medicamentos y encontrar el botiquín
repleto con tus besos
Tomar un verso
un beso
Eso acaricia
Y sana
El desamor es no dar chance a la quietud
Es no coincidir
en que el amor es tan sólo
un sueño
Desamor
Te devuelvo los pájaros del pecho
te devuelvo tus cartas (sin palabras)
te devuelvo los pies sobre la tierra
te devuelvo tus sílabas secretas
te devuelvo las llaves de mi sueño
te devuelvo el placer que bautizaste
te devuelvo lo que me fio tu vientre
te devuelvo el sudor del cubrecama
te devuelvo el olor de los jazmines
te devuelvo el zapato que tiraste
Devolveme la calma
Viernes 18
Cierro el tema de tu falta de existencia.
Abro, en cambio, los libros, la tarde y las piernas
de tu mejor amiga.
No acepto adjetivos por eso.
Simplemente me voy quedando solo, lo que me rodea lo hace con el claro propósito de abandonarme, de asfixiarme con mi propia sangre, de llevarse mi aire, mis besos, mi piel y mis cordales lo más triste posible de donde yo navego, de donde vos amás, de donde ya no soy más que el miserable que lo ha perdido todo para poder sentarse en un ladrillo lleno de musgo a escribir tu nombre que maldigo, a dibujar tu cuerpo que con rabia deseo.
Y a borrar.
Borrar y borrar con las manos paralizadas por el dolor. Borrar con las uñas, con el sueño, con la nada.
Borrarte con todas mis erecciones.
Es posible que vuelva a ver la luz, pero ahora ya amo las sombras y se me antoja que la noche es tu sexo, y ya no quiero salir de ella, de él, de ya no sé qué hacer.
Amalia
Traigo una enorme flor en el bolsillo
para que crezca feliz en tu cabello
que no ha envejecido
desde que lo besé veinte años ha
quiero que sus raíces
abriguen tu corazón
provocando cada veinte latidos
un géiser que destruya tu cordura
Amalia apasionata sp
escándalo de sudores delirantes
gramínea ardorescente
sensual gruta imposible que me lía las venas
traigo un florido pergamino que escribí para vos
enorme
para cubrir tu soledad
narcótico
para infestar tu fe
Otoniel Guevara (La libertad,1967). Poeta. Ha trabajado como publicista, periodista cultural, editor, gestor cultural. Como poeta ha sido traducido a 8 idiomas, publicado en 35 títulos individuales y decenas de publicaciones en revistas, periódicos, antologías, muestras colectivas y medios electrónicos de América y Europa. Es coordinador ejecutivo de la Fundación Metáfora y director del Proyecto Editorial “La Chifurnia”.