Imagino que es posible amarnos y sembrar semillas,/ para tejer cosechas llenas de ternuras,/ infantes y quizá algunos árboles frescos/ en medio de la calma,/ la firmeza de la llanura/ o del bosque, bajo nuestra luna.
Ciudad de nimbo
Tania Novali
En sus escombros, en su podredumbre
y en la base de sus zapatos secos, desérticos, acabados,
se funda cual sultán.
Ciudad, escultura anfitriona de la compasión y la lástima,
atractiva aventura para desfallecidos o corazones nobles
enganchados en su afligido iris, apenas rozan la existencia.
Eres plata ennegrecida por cada polvo confundido de ego
éste, demolido, bufo, trata de sobrevivir a cuesta de todo,
por encima de ti.
Eres plata ennegrecida por cada aullido de borregos detractores
que ahora están en tu cabeza: máquina de cielo oscuro,
se aniquila en manos de sus nubes pródigas.
Eres hábito de nimbos enfrascados, enceguecidos por sí mismos:
imaginarios jueces, cual fantasmas, te engañan
con un falaz presente de aparente olvido y perdón.
Eres figura paralizante de sangre colapsada.
Ciudad de nimbo, te has vuelto hábito,
concibes silbidos viejos de miedo a muerte.
Prefieres negarte amor, porque a gris aspiras,
de tristeza te has nutrido, lo único conocido.
Condenados tus sueños son enfermedad,
cuando en nada se convierten
esclava de tu nimbo, prisionera de ti misma,
retornas al mismo llano.
Cuando el aire circunda tu muchedumbre de
espectros, afilados cual verdugos, escuchas
la postrera llamada, ahí
el miedo tintinea de nuevo en tu sitio.
Aire
El eco de silencio rodea mi cuerpo
mis bellos se erizan ante su fuerza.
Se refleja lejana la luz nocturna
en medio cielo invadido de nada,
abierto, azul profundo me cobija.
Acaricia caluroso, de mi quietud,
la oscuridad ruido de bemoles.
Arrolla a su paso lo que descubre
apenas debate mis pesadas raíces.
Halla su tejido-avance cabellos…
Bastan segundos en el no-tiempo, para
dar con su plácido y añil abrazo,
elevarme en su soplo de rocío
y sutil humedad, donde rasga piel
y toda yo vibro dentro de su viaje.
Desde lo invisible
Sünainme’rujuinjaraiyaaeeraa’lapüjaashisümaatüyonnakaa.
Desde lo invisible alguien sueña con la danza.
Vito Apüshana
Imagino que es posible amarnos y sembrar semillas,
para tejer cosechas llenas de ternuras,
infantes y quizá algunos árboles frescos
en medio de la calma,
la firmeza de la llanura
o del bosque, bajo nuestra luna.
Imagino que bailo a tantos frente a ti
en roce con tus piernas,
calor impúdico latiendo en nuestras venas,
cuando te miro con estos ojos
llenos de presente al palpar el júbilo de tus caricias
más hondas en cada suspiro.
Aaah, este nervio,
este sabor a miedo acostumbrado
me cuestiona,
pero eres tú: Santo y Virgen,
músico y escribano,
semilla y vasija, quien me desea,
quien me cosquillea con acentos,
métricas y comas
cada noche de sueños.
Eres tú: composición consonante,
que me aligera ycimenta la tierra de mi amor sincero.
Cuarto creciente
El sonido abraza mi silencio
invisibles lazos conectan mis entrañas
con el cielo oscuro
burbujas naranja se elevan en cada soplo en tercio
las vibraciones se dispersan más allá del muro.
Ya no hay paredes, ya no hay fronteras… sólo estás tú.
Hay oscuridad eterna…
Las nubes ligeras se acercan a tocarte
trasluce tu aparente albor, eres tú.
Nacen burbujas moradas, se unen al nocturno perenne.
Movimientos alternativos y tenues cantan en mi interior, eres tú.
Ya no hay paredes, ya no hay fronteras… sólo estás tú.
Te asomas preciosa, estás en mí, sónica…
Ya no te busco, estás aquí a punto de dimanar
muy dentro, en el fondo de mi pecho.
El camión
Rodrigo subió al camión,
se sentó en los asientos del final.
Miró al lado y su corazón latió apresurado:
estaba ella, ofuscada, somnolienta, cansada…
Quiso retratar su belleza: Ella mirando el horizonte diáfano.
Pensó unos segundos si quería o si debía hablarle,
se acercó, percibió su olor cítrico,
a milímetros de distancia.
Luego tocó su hombro
y Lucía despertó.