Causa & efecto ] espejos afectivos [
Fracta O
Andrés Cisnegro
Pensar en la amistad como un campo abierto. Un entramado que nos coloca ante una hirviente red que recorremos guiados de la mano y de la lengua de nuestros deseos, pero sobre todo, también, por los deseos inoculados, esos que justo vienen del nudo o nudos que en esa red tensan los móviles de la sociedad.
Pensar la amistad como una sociedad. Saciedad. Suciedad. Ahí donde está lo que alcanzamos a ver y olfatear. Lo que alimenta y en lo que se transforma. Nuestro horizonte y quienes por algún motivo son visibles ante nuestros ojos, incluso, aunque a veces intentemos dejar de mirarles.
Así, la ruta de éste que camina por los rumbos del ansia, de esa punzada que nos empuja y jala, que nos mueve, y que en mi caso ha sido eso que llaman poesía y que viéndolo fríamente es lo que revuelve nuestras entrañas, es decir, es lo que nos construye y destruye, nuestra dulce Coatlicue interna.
Interna de este laberinto me ha revelado mundos fantásticos, complejos, admirables, a los cuales he podido acceder, claro, gracias a sus autores. Creadores del esqueleto semántico, que vibrantes, tocan y se filtran en uno, en una, y cambian el orden establecido.
Ahí he hallado un infinito diálogo que me impele, me ladra, me pone a radiar, girar, planear, dentro de esa co realidad que termina por ser el principio de mis horizontes. La sociedad que me representa, porque es diversa, porque pluralmente se abre a buscar y al encontrar sigue mutando. Tierra fértil para la creación es el silencio. Identificar o licuar los elementos de un campo semántico, del jardín, pues, y así conformar esa unidad mínima del caos, que es el orden.
Cuando me busco, me reconozco en ustedes que alcanzan a escucharme, porque yo también los escucho, y danzo, los canto. Y reconozco su vos, creaturas creatívoras del mismo edén. Por eso ocupo este espacio, para compartir la palabra, malabra, de amigos, amigas, compañeras, compañeros en este viaje donde todos los que cabemos bajo la sombra de la luna constituimos una generación, y en ese hervidero, somos constelaciones poéticas.
Esto es lo que manifiesto: cuando me veo al espejo y mi espejo son ustedes, puedo decirme: a ti he dedicado la vida entera.
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Esta es la primera fracta.
Cancán
ni tú sabrás del estoicismo conque
mefuerzoaguardarlaslágrimasrozadas
“se busca una armonía amarilla”
ka perdimos en el mar de noches largas
esculpiendo el sollozo de mañana
venidero enviudaremos pronto
algo va a flotar en la garganta
ni yo ⸻agudo de embriaguez⸻
veré pasar al gallo danzando
con una coqueta verde en cada oreja
“yo soy el cancán ⸻no cantará⸻ kikirikí”
cubiertodetierralovamosavelaralpozo
componer sepulcros fue lo nuestro
amotinarnos uno sobre el otro
Daniel Wence lo conocí con la banda de la revista Clarimonda, que eran movidísimos, allá por 2007. Manuel Noctis y él andaban del tingo al tango y entre colectivos, movimientos, infras y otros fenómenos poéticos, literarios, se lanzaban a conocer, contactar, estéreo radiar en Morelia. Eran tiempos muy frescos, aunque para los gestores, siempre es notable la aridez. Toda la escuela de los 90 en tanto contracultura, edición y mecanismos expansivos para exponer la poesía en otras plataformas, es nodo de este proyecto que fue y ha sido motor de la cultura que viene desde abajo, es decir, desde la auto organización y la conciencia, lo cual ya presupone un pacto mayor.
Así con Daniel tiempo después compartiríamos en los encuentros de poesía que organizó, así como antologías y otras provocaciones. Por supuesto lo editorial, y que en su mutación he visto el trayecto de un árbol danzante que despetalado trae el corazón a flor de piel.
El poema que aquí les presento, Cancán, está incluido en 40 Barcos de Guerra. Antología de poesía y sus editoriales (Verso Destierro, 2009), editado por 42 proyectos independientes, entre ellos, Clarimonda. Quién diría que esto sería fruto del Encuentro Nacional de Poesía y sus Editoriales, donde 67 proyectos de poesía de toda la República se reunieron de manera autogestiva en el Faro de Oriente, con el cual Verso Destierro tuvo que firmar un deslinde de que Secretaría de Cultura no había dado un peso para el evento.
Fue en 2010 donde la AEMI y FCE comienzan la Feria del Libro Independiente en la sucursal Rosario Castellanos, en la Condesa, con el mismo esquema de reunir un frente, pero ahora incluyendo alternativos, marginales, independientes, autónomos y contraculturales, pero con la inclusión de proyectos más acomodados en la maquila de las ediciones estatales. Pero aquel 2008 fue una fiesta cultural que ha dejado mella en algunas memorias.
Daniel Wence es un poeta que se experimenta. Se desprende del capullo. Diseña el caparazón y danza break dance con la manos en las noches de fiesta. Aquí su Cancán.
He tomado del librero una puerta al azar.