Artemisa Téllez
Sé bien,
abuela,
que quisieras devorarme
para llevarme contigo
a donde quieras.
Artemisa Téllez (Ciudad de México, 1979) Escritora y tallerista. Maestra en Letras Mexicanas (UNAM). Creadora y coordinadora de 14 cursos y talleres literarios. Autora de Versos cautivos (Poesía, 2001), Un encuentro y otros (Cuento, 2005), Cuerpo de mi soledad (Poesía, 2010, Crema de vainilla (Novela, 2014), Fotografías instantáneas (Cuento, 2015) y Cangrejo (poesía, 2017).
Casa sin fin
Bullicio de la memoria
Hermanas
Dos idénticas gotas de agua
se desprenden de una nube al mismo exacto tiempo y velocidad:
nadie (aún ellas mismas) sabe la trayectoria que seguirán,
ni a dónde irán a estrellarse.
Matruska
Sé bien,
abuela,
que quisieras devorarme
para llevarme contigo
a donde quieras.
Infancia
Yo, escondida dentro de mí
yo misma
esa niña que fui
esa niña adusta, mucho menos niña, mucho menos frágil
que fui
Yo, con la mirada buscando lo esencial de la vida
la honestidad en todas las cosas
sin otro deseo que creer.
Hoy, un día,
me veré a mí misma otra vez:
mujer completa de ocho años
sobreviviente y herida
me abrazaré con ternura para decirme:
“No tengas miedo
con los años la preocupación se acaba, la inconsciencia llega
la risa sin motivo, los sueños sin pesadillas, a veces…
Y si no… no será peor.
Segundo sol
Hermano, hermanito
Viniste en la mañana de mi vida
Y te asomaste como el sol
Te fuiste y me dejaste sola
En una noche de infinitas penumbras
En la noche de los malestares y las pesadumbres
En la noche de los ya no.
Mamá te buscaba, Guillermito,
Así te dijo hasta el último de tus cumpleaños que vivió:
-El que sería tu mayoría de edad-
Te dijo Guillermito toda la vida, el bebé que nunca crece,
El que nos dejó.
Ella sentía que había hecho algo mal,
Yo poco a poco fui creciendo
Creyendo siempre que no,
Que no éramos tan mala familia
Que no te habíamos ahuyentado
Que no fue culpa mía, ni nuestra
Te ahuyentó la sombra adelantada
De todo ese dolor que causarías
Con esa súbita llegada, con esa más súbita partida.
Hermanito, hermanito mío, el oculto, el innombrable,
El nunca visto, el que mi otra hermana no conoce,
El extinto
Si te hubieras quedado con nosotros, menos profunda sería tu presencia
Hermano, hermanito, el que nunca crece ni muere del todo
El abandonado, el incomprendido: 34 años y sólo tres meses.
Mamá
Bajo tus manos oculta cabeza y cara
robo a suspiros lo que de tu vientre y entrepierna exhalas
Mi cuerpo contra el tuyo
queriendo volver a ser una sola como antes
Yo niña. Tú tan joven, bella, lozana
tan mía y tan tú, todo a un tiempo
Parece hace poco
parece nunca
un sueño
Y casi no vuelvo ahí, a ese lugar altar de tu recuerdo
casi no paso por donde tu nombre se quedó sin usar
vacante
sin embargo, del todo lleno.
Madre
Ahí donde muere una supernova, nacemos.
Es por eso que nosotras, sus cuantiosas hijas póstumas, creemos verla en el cielo aunque haya muerto hace miles de años.