Algunos poemes de Carles Duarte i Montserrat

De Memoria de la luz:

 

I

Cielo desgarrado de luz,

lágrimas azules,

las manos del aire,

tenues,

te han dibujado

en los dolores antiguos ya abandonados por el tiempo,

en el tejido donde han crecido ausencias,

olas por donde cabalgan sueños,

tierras extendidas para que la nave,

vencida de horizontes,       

ice de nuevo las velas zurcidas

por donde la voz,

por donde el viento,

por donde la luz recuperen

el trazo que un gesto te ha cincelado

en los ojos.

 

 

I

Cel esquinçat de llum,

llàgrimes blaves,

les mans de l’aire,

tènues,

t’han dibuixat

en els dolors antics ja abandonats pel temps,

en el teixit on han crescut absències,

ones per on cavalquen somnis,

terres esteses perquè la nau,

vençuda d’horitzons,

hissi de nou les veles sargides

per on la veu,

per on el vent,

per on la llum reprenguin

el traç que un gest t’ha cisellat

als ulls.

 

 

II

Caballos,

caballos,

caballos.

Siento su mirada,

su belleza,

su músculo.

Ninguna soledad,

ninguna libertad tan alta,

estrella sin horizonte.

Sombras incandescentes

de presencias lejanas

resurgidas en el ahora,

la humildad heroica,

la dignidad de los rostros

en las amplias llanuras.

Latido deshabitado,

no cierra ninguna pared

el azul tapiz

encendido de sueños.

En el silencio de la noche,

huellas en la piel,

pisadas sobre otras pisadas;

jinete de luz

la Luna.

 

II

Cavalls,

cavalls,

cavalls.

En sento la mirada,

la bellesa,

el múscul.

Cap solitud,

cap llibertat tan alta,

estel sense horitzó.

Ombres incandescents

de presències llunyanes

ressorgides en l’ara,

la humilitat heroica,

la dignitat  dels rostres

a les planures amples.

Batec deshabitat,

no tanca cap paret

el blau tapís

encès de somnis.

En el silenci de la nit,

empremtes a la pell,

petjades damunt d’altres petjades;

genet de llum,

la Lluna.

JAULA

Se entretejen forma y gesto

entre las manos del aire:

jaula, telaraña, red.

El tiempo que somos

y el mar de los horizontes

donde nos convoca el sueño.

La luz penetra

entre las rejas trenzadas

que nos rodean,

y se ladea.

Se proyectan sus sombras,

que se inclinan

hasta que,

encabalgándose,

desgarrando sus perfiles precisos,

se superponen

y se confunden,

como nuestras vidas.

Islas recluidas,

transgredimos sus límites,

sus fronteras;

derribamos

tenaces

muros que nos aprisionan;

allí hacemos rasgones,

huecos

para que los atraviesen,

aunque sea por un instante fugaz,

rostros,

labios,

cuerpos que se anhelan.

La piedra cae al río,

la noche se duerme en los árboles

y en la desnudez del silencio

somos.

Gàbia

           

S’entreteixeixen forma i gest

entre les mans de l’aire:

gàbia, teranyina, xarxa.

El temps que som

i el mar dels horitzons

on ens convoca el somni.

La llum penetra

entre les reixes trenades

que ens encerclen,

i es decanta.

Se’n projecten les ombres,

que s’inclinen

fins que,

encavalcant-se,

esquinçant els seus perfils precisos,

se superposen

i es confonen,

com les nostres vides.

Illes recloses,

en transgredim els límits,

les fronteres;

n’enderroquem

tenaços

murs que ens hi empresonen;

hi fem estrips,

esvorancs

perquè els travessin,

ni que sigui per un instant fugaç,

rostres,

llavis,

cossos que s’anhelen.

La pedra cau al riu,

la nit s’adorm als arbres

i en la nuesa del silenci

som.

 

De Naufragios:

 

I

Árboles de luz,

arraigamos en las vidas de los otros

hasta que sentimos en el aire

el aliento que se demora,

la sombra que se inclina hacia el mar.

La noche se impone

y en la piel crecen cicatrices

que llevan la memoria del naufragio.

Perdidos,

vencidos,

olemos la tierra

mientras se borran las pisadas.

Inútil,

necesaria lágrima.

 

I

Arbres de llum,

arrelem en les vides dels altres

fins que sentim a l’aire

l’alè que s’alenteix,

l’ombra que s’inclina cap al mar.

La nit s’imposa

i a la pell creixen cicatrius

que duen la memòria del naufragi.

Perduts,

vençuts,

flairem la terra

mentre s’esborren les petjades.

Inútil,

necessària llàgrima.

 

 

II

Exhausta la mirada,

cierras los ojos.

Vuelan veloces, ágiles

los vencejos,

rozando inquietos,

chillando,

cuchillos de luz,

saetas que se proyectan cielo adentro,

dibujando espirales entretejidas.

Vórtice,

vértigo,

precipitándonos hasta el límite de lo que somos,

atravesándolo,

transgrediendo la piel y la frontera,

asomándonos al mar,

al territorio incierto,

inabarcable

de la noche.

El tiempo vencido,

después del ahora y del ayer,

entregado, en un retorno, al universo.

 

 

II

Exhausta la mirada,

tanques els ulls.

Volen veloços, àgils

els falciots,

lliscant inquiets,

xisclant,

coltells de llum,

sagetes que es projecten cel endins,

dibuixant-hi espirals entreteixides.

Vòrtex,

vertigen,

precipitant-nos fins al límit del que som,

travessant-lo,

transgredint la pell i la frontera,

abocant-nos al mar,

al territori incert,

inabastable

de la nit

El temps vençut,

desprès de l’ara i de l’ahir,

lliurat, en un retorn, a l’univers.

 

Después de su primer libro, Vida endins (1984), han nacido más de veinte poemarios que demuestran su compromiso con la literatura, con el lector y consigo mismo. Lejos del narcisismo literario y del yo esclavizante, uno de los méritos de la poesía duartiana es que sus versos respiran y laten en sintonía con el lenguaje artístico que recrean. Duarte funciona con afán y pasión para crear una obra personal, concisa, intensa, capaz de interrogarse, de reflexionar y de integrar. Si vivir es escoger y dudar, el poema sacude, altera y suscita plenitud. Tierno, soñador, paisajístico y dialogante como sus poemas, Duarte se reconoce en unas determinadas raíces culturales, mediterráneas, y adiestra al lenguaje para que siga su misma mirada desde la abstracción y la investigación epitelial. Vivir antes de escribir, esa es la elegancia.

Aparte de incluir todos los títulos publicados, esta edición se completa con un poemario inédito, sensual y elegiaco, El dolor de la tarda, y con Arvad, isla y refugio de la que Ikkily, rey de Arvad, parte hacia el mar, el abismo oscuro. Un grupo de poemas sobre aventuras fenicias. La reescritura del horizonte aún por descubrir desde el vértigo que genera lo desconocido: esa es la metáfora de la vida y de la escritura. Sin riesgo, sin aventura, sin consciencia de límites, sin afán, sin deseo, no hay arte.

Con S’acosta el mar la aventura no ha terminado. Sólo estamos a la mitad del camino. Un trayecto líquido, en el que el agua del mar ha sido siempre espejo capaz de evocar infinitud de sensaciones, ideas, visiones y construcciones. Duarte es respeto al cielo, al mar, al tacto de las olas, a la piel y a los ojos, a los sueños y a la belleza. Crepúsculo y albas, el tacto y el tiempo, la tarde cuando se desangra y la sombra cuando se ilumina, el olvido insaciable y la ternura de unos ojos. El azul, la pureza.

(Anna Carreras. «Inmensa nave de azules», La Vanguardia. Cultura/s, 16 de juny del 2010, p. 15)

 

Carles Duarte i Montserrat (Barcelona,1959). Poeta, lingüista y fotógrafo, es autor de una obra literaria que dialoga con el saber de las antigues civilizaciones mediterráneas y profundamente arraigada en el paisaje. Sus libros han sido reconocidos con prestigiosos premios de la crítica y han sido traducidos a numerosas lenguas. Entre sus títulos más destacados cabe mencionar Tríptic hebreu, El silenci, Els immortals, Alba del vespre o Memòria de la llum. Es caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa y Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Catalunya. Discípulo de Antoni M. Badia i Margarit y Joan Coromines, ha publicado libros de lingüística històrica y lenguajes de especialidad. Ha presidido en Cataluña el Consell Nacional de la Cultura i de les Arts. Actualmente dirige la Institució Cultural del CIC.

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