Norma Bazúa
I “ . . . Donde la redondez del mundo junta sus extremos».
Barullo inasible la infancia
cargas contigo toda la historia
La revuelves como en un gran perol
para que los marineros busquen
aten cabos sueltos
y puedan hacerse a tierra cargados con tu sabiduría
Ellos como tú han tenido el horizonte para reflexionar
han tocado las otras orillas
Donde la redondez del mundo junta sus extremos.
Norma Bazúa
I “ . . . Donde la redondez del mundo junta sus extremos».
Barullo inasible la infancia
cargas contigo toda la historia
La revuelves como en un gran perol
para que los marineros busquen
aten cabos sueltos
y puedan hacerse a tierra cargados con tu sabiduría
Ellos como tú han tenido el horizonte para reflexionar
han tocado las otras orillas
Donde la redondez del mundo junta sus extremos.
II “… Juegos al atardecer…”
Imaginaciones sumergidas en mar de fondo
buscan bajo párpados el pan de la merienda
harina en molinos de la infancia
cuando todavía el mar era plazuela para oleadas del paseo
y la risa y la sonrisa
–una del brazo de la otra–
extendían sus vestidos amarillos alrededor del kiosco
La brisa
-timón de las gaviotas-
me destrenzaba el pelo
sobre el poyo de la ventana abierta
donde mi madre empezaba a bordarnos futuro
Eran mis juegos al atardecer
alharaca más fuerte que el resuello del océano
cuando bestia quieta sólo percibimos la agitación de su pecho
Hasta que la noche se dejaba venir
poltronas afuera de las puertas
frente a paseo arbolado
hacían también de mar apalabrado con el mito:
El cuento a flor de voces
y lo oscuro del misterio se extendían hasta el terror
contado en voz más baja
para no tentar a los demonios del agua
que esperaban en cada rincón del oleaje
para saltar sobre ese miedo que nos tensaba el respiro
El sueño advenía para arrullar al mar undísono
Y acallar su gemido.
III “Frente a la palabra luminosa de la aurora.”
Uno llega primero a la encrucijada
vira a la derecha por alguna vereda
trazada entre campos de cultivo
Empieza a oler el mar
el salitre se mete por los poros
por los cabellos
por los propios tensores del cerebro
Todo es entonces azul y vientecillo
y mar lamiendo las fronteras de antiguas posesiones
para salir junto con soles
a secar los trapitos lavados en casa
de una familia que vivió siempre
con puertas abiertas a los vientos de marzo
con la carcajada a flor de labia
Frente a palabra luminosa de la aurora.
IV “Todo era ver el mar como un cuento . . . ”
Los marinos de la familia
iban a las Californias
a la China
y volvían con frecuencia de las puntas del Pacífico
para contarnos todo sin parar
En esas pocas noches alrededor de la mesa
-cuando el marino en casa-
todo era ver el mar
como un cuento contado de un jalón
Una marejada sobre la memoria.
V “Es redondo el recuerdo ”
Volver a paso de marea
a vuelta de ola
acerca la memoria
es redondo el recuerdo
vuelve a su mismo origen
Aparecen entonces las postales aquellas
retratos tierra adentro
cuando niños detrás del mascarón de proa
ante el fotógrafo
llegábamos en un barco de papel
que nos permitía asomar la cabeza
estrangulada por los cuellos marineros tiesos de almidón
En el balcón impreso éramos marineros mar adentro
volviendo de lejos a devolver nostalgias
con regalos de encajes linos tiras bordadas
sedas y chantús
nansúes y tafetanes
linones hilos tules nubes
dulces y quesos extraños juguetes ingeniosos
muñecas de sololoi de porcelana
Para las alacenas
-avergonzadas por desnudez en una larga espera-
uno que otro cristal labrado
Uno que otro espejo.
VI “Como una manera de ser mar…”
Cuando niña quise ser marinero
pero no había entonces mar navegable para mí
no había mar gobernable
Sólo un escarceo desmedido
con inundación de mis porqués
sobre todos los que me rodeaban
Me aficioné a las caracolas
al brillo de las arenas
igual que a las palabras
las supe de oro molido
Tuve que aprender a caminar su aridez litoral
su aridez literal
distinguir sus metales…
En ella hay mar de fondo reflejándome
me decía
y me sumergía a veces en un elocuente silencio
calma chicha
o en un desbordamiento del decir
hablando hasta por los codos
por los ojos
por las manos
por los pies todo un estruendo que nadie comprendía
Fue cuando empecé a bailar
Como una manera de ser mar sin provocar escándalo.
A mi pequeño Migue.
VII “ del mar tuve también entonces algo más”
De mar decir mar
sólo tuve salinera inconstante que no guardó mis pasos
Vivir a ratos en la domesticidad entre mujeres solas
no generaba muchas huellas que registrar
En el archivo de mi padre el rey el padre del arca
el patriarca
todo estaba contado acotado
esa otra sal no era necesaria
pero del mar tuve también entonces algo más
la sangre detuvo de golpe al tiempo
la mudez se apoderó de todos mis mensajes
no tenía codos manos ojos pies con que hablar
–mi hermano menor jugaba a la orilla del mar
jugaba irreverente con el mar
una de sus culebras verdes lo arrastró sin misericordia
su cabeza sol pequeño brillante rubio
desapareció entre las aguas–
grité grité grité GRITÉ empavorecida
sin remedio para mi conciliación con el mar
un hombre que estaba en una barca lo pescó del cabello
tan fácilmente como a un pez muerto
Ese día y los siguientes muchos
casi todos mientras fui niña
no pude dormir porque soñaba
–aunque diría ahora que eso no era soñar—
Dormida o en vigilia
miraba el propio terror dentro de mí
Algo sin tamaño preciso monstruo de mil cabezas
de mil culebras
me envolvía como una sábana pegajosa
Me tragaba su fosforescencia
Y yo bajaba por un largo camino cónico
hasta donde estaba lo frío
lo más frío
mientras arroyos de lava hirviente lindaban mis pasos
A punto de ser abrasada quería abrazarlo y no podía alcanzarlo
él se perdía entre agua y arena revueltas
con esas mil culebras de fuego
Se perdía en cada recodo de ese largo trayecto
se perdía entre esas mil culebras verdirrojas
Lagos de piedras líquidas ardían
rodeaban la frialdad
litorales de hielo y fuego me angostaban el cuerpo
Ahora sabes porque el mar mientras los demás se sumergían
fue siempre para mí una orilla desde donde mirar
algo más que las olas algo más que su azul cambiante
su tornasol reflejo
soles y sombras al antojo de su movimiento
Era un puerto desde donde soñarlo
ahora sí soñarlo
inventármelo en las palabras
Que hasta ahora mucho tiempo después
puedo buscar entre mis recuerdos
Y medir con el rasero del aire.